El accidente cerebro vascular puede ocurrir a cualquier edad, a pesar de que sucede con mayor frecuencia en ancianos.
Para reducir el riesgo de un infarto cerebral, tan solo es necesario introducir simples cambios en el estilo de vida. Esto incluye estar en forma haciendo ejercicio con regularidad, mantener un peso saludable, dejar de fumar y asegurarse de no beber alcohol. Varios médicos aseguran que el ejercicio puede reducir a la mitad el riesgo de ACV.
Unos 30 minutos de actividad al día, cinco días a la semana, es suficiente. Y no tiene por qué ser todo al mismo tiempo, pues es igual de efectivo ejercitarse varias veces al día en sesiones de 15 o 20 minutos.
Pero en lo que se refiere a la intensidad, la cautela puede ser el mejor aliado.
CONOCER LOS LÍMITES
Expertos recomiendan encontrar un balance entre la dureza del ejercicio, la extensión y frecuencia.
Quienes abogan por sesiones con intervalos de alta intensidad aseguran que realizar cortas explosiones de ejercicio cada semana, como cuatro carreras de 30 segundos en una bicicleta, es una buena forma de mantenerse en forma.
La idea es que, al forzar tu cuerpo al límite, obtienes un mejor entrenamiento.
Estudios sugieren que los momentos de alta intensidad ocasionan cambios significativos en una buena cantidad de parámetros de salud, incluso más que las horas de ejercicio.
Entre otras cosas, estimulan la capacidad aeróbica y mejoran los procesos metabólicos del cuerpo.
Pero este tipo de entrenamiento intenso no es apto para todo el mundo.
Al igual que cualquier régimen de ejercicio, si tienes una afección preexistente, deberías consultar al médico antes de probarlo.
La Asociación de Infarto Cerebral del Reino Unido también recomienda cautela. Es importante encontrar el balance entre la intensidad del ejercicio, laduración y su frecuencia.
Es más beneficioso practicar con regularidad un ejercicio suave durante un buen rato, que ejercitarse vigorosamente en cortos períodos de tiempo y rara vez, aclara la Asociación.
Por lo general, antes de sufrir un ACV la persona tiene infartos más pequeños que pueden ser desapercibidos. Cuando un accidente cerebrovascular es inminente, el cuerpo envía señales de advertencia.