Jue. Nov 21st, 2024

El buen trato, la no discriminación, eliminación de violencia, ser buenos vecinos y el disfrutar en familia fueron algunos de los conceptos relacionados con el Programa ‘Quito Familia del Buen Vivir’, en el que participaron más de 5.000 personas de las 8 administraciones zonales, de las cuales 1200 se graduaron, este domingo en una mañana llena de juegos, experiencias y ante todo en la promoción de los derechos y el buen trato, realizado en el parque La Carolina.

El programa ‘Quito, Familia del Buen Vivir” tiene como objetivo promover cambios de actitud y nuevas formas de relacionamiento al interior de las familias del Distrito Metropolitano de Quito, formando prácticas positivas en la comunicación, expresión de afectos y capacidades de enfrentar desafíos en el desarrollo de sus miembros.

Desarrollo Comunitario

Esta iniciativa municipal fue apoyado por: la Secretaría de Coordinación Territorial, Secretaría de Salud, Centros de Desarrollo Comunitario, Dirección de Deportes, Secretaría de Educación y la Fundación Patronato San José.

Jorge Albán, alcalde subrogante, dijo que este programa “busca apoyar a través de cursos y asesoramiento para resolver y tratar de mejor manera los problemas familiares e ir desechando la violencia y el abuso, también para brindar apoyo, ayuda y estimulación para construir relaciones positivas. En los cursos se analizaron varios temas tales como: cuál es el rol de cada uno de los miembros de la familia, cómo entender mejor a los hijos, la dinámicas y condiciones de los jóvenes, construir valores y apoyo en las prácticas cotidianas”.

Indicó que este es el cierre de una primera etapa, ‘Quito Familias del Buen Vivir’, continuará hasta lograr “que cada vez más familias puedan resolver sus problemas de una manera amigable y sobre todo con buen trato”.

Familias del Buen Vivir
Familias del Buen Vivir

Ana María Tituaña, fue una de las graduadas en el ‘Buen Vivir’, ella pertenece al grupo de familias que recibieron capacitación en temas relacionados en el buen trato. “Nosotras estamos felices de graduarnos, somos las primeras que recibimos un certificado que nos avala como personas en las que la cortesía y el llevarnos bien nos caracteriza”.

Ana María dice sentirse orgullosa ya que los conocimientos aprendidos les ayudarán a convivir de una manera armoniosa tanto al interior de su familia, como con sus vecinos y el resto de la comunidad. “El buen trato evita totalmente el maltrato y la violencia, aprendimos también a que debemos poner las reglas claras con nuestros hijos, los moños estimulados, valorizados y llenos de amor, son los que llegan a alcanzar sus metas en el futuro”.

En este programa participaron más de 5000 personas quienes cumplieron procesos de sensibilización y formación, a través de 500 talleres, sobre temáticas relacionadas con el buen trato y los desafíos que implica una convivencia familiar y comunitaria.

El objetivo del Programa ‘Quito Familia del Buen Vivir’ es generar actitudes y prácticas para lograr una cultura de buen trato, respeto y valoración del otro, como una de las condiciones para consolidar la construcción de una ciudad incluyente en la que el buen trato sea asumido como la interrelación humana por excelencia, basada en los principios de respeto, igualdad, equidad y solidaridad.

Las personas que participaron del programa son potenciales agentes de multiplicación de estos conceptos, tanto para sus familias, las familias vecinas de sus barrios y de la comunidad. El programa parte de un proceso de acciones coordinadas que permitirán transversalizar el tema de buen trato, tanto en la gestión municipal, como en la vida diaria de la comunidad.

Para Christian Pilapaña este programa le ha dado herramientas básicas para la convivencia “los talleres han permitido intercambiar conceptos, conocimientos y experiencias, por ejemplo hemos aprendido de las personas de la tercera edad, para que las nuevas generaciones las conozcan. Nuestro trabajo se fortalecerá con el buen trato, dentro de la familia y con otras personas, espero que estos talleres continúen y que los más jóvenes se apropien de esto”.

Además reconoce que en los talleres se visibilizó la importancia de las parroquias, ellos desean aplicar estos conocimientos al área turística, para acoger, como se merecen, a los visitantes “quienes visiten Nayón podrán conocer la cascada, la flora y la fauna de esta parroquia, deseamos fortalecer el emprendimiento para que los jóvenes tengan trabajo y que mejor que dar un trato digno y caroñoso a los visitantes.”

Varias carpas se instalaron en el parque La Carolina, donde se promovían los derechos, se daba información sobre la no violencia, prevención del embarazo en adolescentes, presentación de programas de participación estudiantil, además de espacio para jugar: ajedrez, soga, con pelotas, juegos tradicionales como los ensacados, el huevo y la cuchara, trompos, entre otros.

En una de las carpas se instaló un espacio para lectura, allí las señoras que son parte del Programa ‘60 y Poquito’, recibieron a los niños, jóvenes y a los padres de estos para contarles historias y tradiciones de Quito. Todos juntos sentados en pufs escuchaban a estas abuelitas.

Una de ellas es Rita Rueda para ella es importante que les permitan hablar y contar sus historias y vivencias a los más jóvenes, además de dar a conocer la importancia de la lectura. “Cuando era pequeña era mi madre la que me leía cuentos, pero ahora me ha nacido el sentimiento, ahora que ya soy abuelita, de incentivar la lectura; nosotros estamos participando de ‘Quito Familias del Buen Vivir’, contando las leyendas y tradiciones de Quito”.

Ella y sus compañeras del gripo ’60 y Piquito’ del parque Ingles relatan tradicones y leyendas como: la casa 1028, la leyenda del Padre Almeida, el Gallo de la Catedral, el Penacho de Atahualpa entre otros. “Espero que podamos llegar al corazón de cada uno de ellos, inclusive con nuestras propias experiencias, eso es lo que tenemos también que contar, los cantos, adivinanzas son parte de lo que compartimos. Este programa es muy importante, a la dignidad y honra de las familias, ahora con esos teléfonos que tienen, ya no los dejan ni al momento de comer, ahora usan esas cosas en los oídos y ya no escuchan lo que hablamos, con este programa les hacemos entender la importancia de hablar y de compartir”.