El chullita quiteño se escribe en homenaje al típico hombre antiguo de Quito, cuenta la historia que chulla es una palabra derivada del kichwa que significa impar. En Quito el chullita fue un personaje típico que surgió a fines siglo XIX hasta mediados del siglo XX. Se
dice que un chulla fue el prototipo de la vieja ciudad indo hispana de Quito y se caracterizaba por ser original, conversador, tenía fama de bohemio, infiel y a veces hasta de un frustrado intelectual.
HISTORIA DEL CHULLITA QUITEÑO
Se le caracteriza al chulla porque siempre andaba bien vestido, aunque fuese con el
único terno que tenía. Inclusive, debajo de su levita, el cuello, la pechera y los puños de la camisa estaban unidos por cordones, aunque esto nunca llegó a probarse. Como complemento de su atuendo llevaba un sombrero arriscado, con las alas vueltas hacia arriba.
El chulla quiteño era incumplido como él solo, pues en un Quito con lentos aires de aldea todo el mundo se había acostumbrado a vivir sin apuro; veía con cinismo sus propias desgracias y gozaba inventándose apellidos ilustres, viajes increíbles y fortunas derrochadas. Una de sus manías era la de fabular, por lo que se dice que muchos de otras regiones del país, con solo saber que era un chullita, terminaban por no creerle ni lo que pisaba, mientras que otros, se apropiaron de su mundo imaginario e hicieron del chulla objeto de su admiración.
CHULLITA QUITEÑO CANCIÓN FIESTAS DE QUITO
Pero los chullas, no eran quiteños de un solo tipo, todos tenían una característica,
por ejemplo, existía el chulla de oficio, un ser muy sensible que vivía su vida como una tragedia pero jamás dejaba de lado la altura y dignidad.
Por otro lado esta el chulla como tal, un hombre de 14 oficios y 80 necesidades,
por ello la característica de un ser intelectual, como los escritores y poetas.
El chulla músico, no era solo un bohemio y apuesto, sino que también cantaba como los dioses; el artista, era quien ataba su vivencia bohemia de chulla con el arte plástico y pictórico; y como uno de los chullas mas destacados eran los que se involucraban en el arte escénico, que sobresalía por su don histriónico y su enorme capacidad de imitación como lo fue Ernesto Albán Mosquera.
Fuente:
Libro «El chulla quiteño».
Autor: Fernando Jurado