A sus 22 años Juan José Palacios es un joven que se caracteriza por sonreír y disfrutar la vida al máximo. “El deporte es parte fundamental en mi vida, me mantiene fuerte, animado y me llena de buena energía. Además, aclara mi mente, para tomar las mejores decisiones en mis actividades diarias y sobre todo vencer el estrés”. Con tan solo reír, correr y cuidar su alimentación, Juan José disminuye el riesgo de ser víctima de un infarto al corazón, un mal que en 2010 le cobró la vida a 142.000 ecuatorianos, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
¿Se identifica usted con Juan José? Si su respuesta es no, entonces es hora de que comience a cultivar su salud emocional. El estrés crónico, el aislamiento de los amigos y familiares son factores que perjudican su ánimo y generan consecuencias que llegan al plano físico.
Un estudio realizado por la Revista de la Asociación Médica Canadiense, confirma que las personas con estrés en el trabajo tienen un mayor riesgo de sufrir enfermedades en las arterias coronarias y si no se atiende a tiempo, podría causarle la muerte.
Los expertos explican que la salud emocional se cultiva luchando en pro de la autorrealización, con una alimentación balanceada y la práctica constante de actividad física.
“Solemos estar más pendientes de si nos duele algo para curarnos y descuidamos nuestro estado de ánimo. Hay que alcanzar un equilibrio entre la parte física y la emocional para así evitar que una perjudique a la otra”, afirman los especialistas.
Una salud emocional comienza en casa. Dedique el desayuno a compartir con sus seres queridos, deje de lado su celular y el periódico y entreténgase con las aventuras de sus hijos o su cónyuge. De camino al trabajo, cante como si estuviera en un concierto, sonríale a la vida y permita que la naturaleza a su alrededor sean sus compañeros de viaje.
En la oficina no permita que las malas vibras o el trabajo acumulado le afecte, sonría a los reto y verá cómo sus asuntos pendientes fluirán mejor. Hidrátese con frecuencia para que su cuerpo trabaje mucho mejor. En la noche regrese a su casa a descansar, las tareas pendientes le esperarán luego, por ahora es tiempo para ejercitarse, ir al cine o disfrutar en familia o con sus amigos.
Este pareciera ser el relato de una vida ideal, pero sí es alcanzable. Está en sus manos invertir más tiempo en usted o enfermarse.
Los especialistas canadienses confirmaron en su investigación que quienes no invierten más en su entorno o las personas que les rodean, son más propensos al estrés, la depresión, y preste atención: a los infartos.
Según los investigadores, “la sonrisa es más que un gesto, es la señal de que el cuerpo está en un equilibrio entre cargas anímicas y cansancio físico. Revela que la persona no solo se entrega a funciones de diverso tipo sino que invierte en actividades que bajan el estrés y el desánimo”.