Sáb. Nov 9th, 2024

El consumo de la carne roja no solo amerita el sacrificio del animal. La preocupación por el medio ambiente es prioridad para el trabajo de la empresa.

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En menos de tres segundos el cuerpo del torete cae inerte sobre la superficie. Un perno perfora el hueso frontal del animal lo que genera la ruptura del sistema nervioso central del novillo. “Esta acción logra que el animal se quede totalmente insensible, por consiguiente, no siente ni dolor ni angustia durante el proceso de la faena”, aseguró José Paredes, administrador de la empresa Agropesa, en Santo Domingo vía Quevedo.
No obstante, el toro permanece vivo cerca de 90 segundos de los 30 minutos que dura la faena.

 
En el Ecuador decenas de personas acuden a mercados, tercenas, minimarket, restaurantes,  con el fin de adquirir o consumir  carne bovina  o de cerdo. La carne roja  forma parte de la pirámide alimenticia y se encuentra en el tercer escalón, ya que  se caracteriza por su proteína de alto valor biológico que aporta entre un 16% y un 22% de albúminas en la alimentación del individuo.

 
De esta manera, Agropesa faena diariamente hasta 300 cabezas de ganado y 150 de cerdo en una habitación de aproximadamente de 2000m2. El lugar es como la sala de cirugía de un hospital. Todos visten mandiles blancos, mascarillas, gorros y hasta cascos y botas de caucho. Cabe mencionar que antes de ingresar al lugar hay que desinfectarse las manos y las botas para evitar contaminar el proceso de carnización que trabaja bajo los estándares de calidad, enfatizó Paredes.

 
Mientras ocurre el proceso hay 30 segundos para cruzar de un lado al otro, Luego la máquina continúa transportando la res que se encuentra colgada, una tras de otra, como la ropa de un tendedero. Ahí lavan el cuerpo del toro, le cortan la cabeza, le quitan su piel, las vísceras rojas y blancas, las grasas y las patas. Según el médico veterinario interno, este proceso permite verificar el estado de la carne, por ejemplo, revisar los ganglios de alerta para observar el estado de salud del animal. “De encontrares una inflamación o un proceso de infección, la carne puede ser tratada o sino incinerada”, comentó el médico.

 
La etapa final concluye con la refrigeración de la carne en una de las siete cámaras frías que tienen capacidad de almacenar 700 unidades. Tanto la res porcina como bovina permanecen en este  lugar durante 48 a 72 horas antes de la distribución. Son 32 años de servicio a la comunidad.