Para la dirigencia de las FARC, la mayor y más antigua guerrilla del país, la diferencia que marcan las partes sobre el tiempo que debe durar el proceso, «indica lo difícil que va a ser este camino que emprenderemos”.
El gobierno de Colombia y la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) mantenían hoy 28 de septiembre su desacuerdo sobre el tiempo que deben extenderse los diálogos de paz para poner fin a medio siglo de conflicto armado en este país.
El presidente Juan Manuel Santos, quien este viernes 28 de septiembre concluye una visita de 5 días a Estados Unidos, reiteró que espera un resultado «en meses» de las negociaciones con las FARC.
Durante su recorrido por territorio estadunidense, el mandatario colombiano insistió en que el proceso debe «tener plazos breves y términos concisos para ser exitoso», postura de la cual se aparta el grupo insurgente.
Los delegados de las FARC en los diálogos, que darán inicio el 8 de octubre en Oslo, Noruega, aclararon que en los contactos exploratorios que se hicieron en Cuba, nunca se puso un plazo para la negociación.
El propio líder del grupo rebelde, Rodrigo Londoño «Timockenko», rechazó la semana pasada que se haya acordado fijar fechas con los representantes del gobierno de Santos, para alcanzar un acuerdo de paz en la mesa.
El comandante de las FARC afirmó que en la fase exploratoria, ni se concertó «poner fechas fatales», ni se mencionó «la palabra meses», para llegar a un consenso que ponga fin a 5 décadas de violencia en Colombia.
Santos fue mucho más allá, y durante su intervención ante la Asamblea General de Naciones Unidas, expresó su confianza en entregar a ese organismo en un año un resultado positivo de los diálogos.
Para la dirigencia de las FARC, la mayor y más antigua guerrilla del país, la diferencia que marcan las partes sobre el tiempo que debe durar el proceso, «indica lo difícil que va a ser este camino que emprenderemos”.
Las negociaciones, que tendrán a Cuba y Noruega como garantes, y a Chile y Venezuela como acompañantes, se desarrollarán sin un cese al fuego previo, lo que según analistas, podría poner en riesgo los diálogos.
Mientras las FARC reclaman la suspensión de hostilidades para «ahorrar más dolor» a Colombia por la guerra, Santos insiste en mantener las operaciones militares hasta cuando se logre un acuerdo que ponga fin al conflicto interno.