9 sep (EFE).- El presidente colombiano, Juan Manuel Santos, confesó hoy su miedo a perder la oportunidad de ponerle punto final al conflicto armado, en un momento que considera idóneo para el proceso de paz que abordará su Gobierno con las FARC dentro de un mes en Oslo.
Santos hizo este reconocimiento en una entrevista publicada por la revista colombiana Semana, en la que habló con una cautela y prudencia extremas, actitudes que ha defendido desde que el pasado 27 de agosto anunció que se habían iniciado «conversaciones exploratorias» con la guerrilla.
«(Lo que más miedo me da es) que perdamos una oportunidad real de terminar el conflicto. Las cosas se dan cuando se pueden dar y este es el momento», respondió a una pregunta sobre sus mayores temores.
El mandatario observó que «los astros están alineados para terminar el conflicto» y agregó que por eso envió a sus delegados a que «acordaran por escrito con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) unas condiciones realistas para empezar una negociación».
El presidente manifestó su confianza en que el proceso de paz pueda quedar resuelto «en un término de meses, no de años», pues la primera fase exploratoria, que se extendió desde el mes de febrero hasta el día 23 de agosto, dejó «una buena base en el acuerdo general para el fin del conflicto» suscrito.
«Ahora, también acordamos que vamos a revisar periódicamente los avances. Si la cosa no se mueve, sencillamente no vamos a seguir», advirtió, y precisó que la medida estará en «llegar con prontitud a acuerdos concretos» a través de un buen ritmo de trabajo.
Ante las tensiones y eventuales rupturas en plenas conversaciones, Santos puntualizó que «las FARC han dicho que no piensan pararse (levantarse) de la mesa hasta no llegar a un acuerdo».
«Vamos a trabajar sin interrupciones en Oslo y La Habana para que eso se convierta en una realidad», señaló.
Oslo será el escenario en el que las partes darán inicio oficial a la fase de los diálogos, acto que según los portavoces guerrilleros tendrá lugar el próximo 8 de octubre, mientras que la capital cubana acogerá el resto de las sesiones de diálogo.
El presidente se abstuvo de revelar los nombres de los asesores internacionales que le ayudaron a impulsar el proceso de paz bajo la fórmula de una negociación fuera de Colombia y sin decretar cese el fuego, pero admitió que se trajeron las mejores experiencias internacionales, que «son muchas».
Santos llamó de nuevo a la discreción y reconoció que el éxito de la primera fase de los acercamientos con las FARC ha sido ese halo de secretismo que ni siquiera él rompió con su esposa, María Clemencia Rodríguez, a quien no le contó nada sobre el proceso hasta hace dos semanas.
El jefe de Estado colombiano, quien asumió la Presidencia el 7 de agosto de 2010, indicó que sus experiencias como negociador en la Federación Nacional de Cafeteros (1972-1981) y como ministro de Defensa (2006-2009), donde vivió «de primera mano el costo humano de la guerra» le impulsaron a fijarse una meta en la paz de Colombia.
Por último, en cuanto al efecto de las negociaciones en un eventual segundo periodo entre 2014 y 2018, Santos atajó: «el éxito del proceso de paz es mucho más importante que cualquier reelección».
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