11 sep (EFE).- El pintor aimara Roberto Mamani Mamani iluminó con sus colores vivos el cuerpo de trece bellezas de Bolivia en una nueva experiencia para su arte conocido por la explosión de tonos fuertes con los que dice que «ahuyenta a los malos espíritus».
El artista concluyó este lunes una serie de «body painting» (pintura corporal) iniciada en julio pasado para tener una producción fotográfica que será impresa en un almanaque de trece meses que venderá para financiar escuelas de arte para niños.
Mamani Mamani es un artista boliviano que goza del reconocimiento internacional por reflejar un mundo aimara de colores fuertes y lleno de símbolos, que contrasta con las imágenes melancólicas y tonos ocres con que otros artistas retratan la vida rural andina.
Sus amarillos, azules, rojos y verdes intensos fueron pintados en el cuerpo semidesnudo de las reinas de belleza bolivianas en un proceso de «enamoramiento» mezclado con la sensación de haberlas sometido a un sacrificio ritual, dijo en una entrevista con Efe.
«Los colores fuertes son para ahuyentar los malos espíritus y no quedarse en la oscuridad», sostuvo Mamani Mamani, que concibió este proyecto para celebrar el próximo 6 de diciembre su cumpleaños 50.
El artista nació en tierra quechua, en los valles de la región central de Cochabamba, pero tiene por sus padres sangre aimara, la misma etnia de origen del presidente Evo Morales.
Mamani Mamani comenzó a pintar a los ocho años con el carbón de los fogones usados en casa para cocinar, siempre fue autodidacta y desde muy joven cosechó premios que le abrieron puertas para mostrar sus creaciones en galerías de EE.UU. y Europa.
«La fuente inagotable de mi arte es la cosmovisión andina», dice Mamani Mamani, y señala que fue su abuela, Juana Mamani, fue quien le enseñó que los tonos fuertes son «la vida para el ser andino».
«Alguien dijo que Mamani Mamani puso colores a los Andes, pero no es solo eso, sino haberlos visto, haberlos sentido», apunta el artista y añade que su visión artística también busca alejar la tristeza y aportar al orgullo del ser indígena legado por sus antepasados.
Como ejemplo de que la luminosidad está presente en la vida de los indígenas, cita «el estallido de colores» de fiestas folclóricas como el Carnaval de Oruro o el Gran Poder de La Paz, que ve como una especie de ofrenda colectiva a la «Madre Tierra».
La producción fotográfica, denominada «Mamani Mamani de oro y sus trece ñustas (princesas incas)» tendrá igual número de meses porque en la antigua cultura andina los meses tenían 28 días de acuerdo con las actividades agrícolas y los movimientos de la luna.
Las beldades con el cuerpo pintado fueron fotografiadas en lugares como el Salar de Uyuni de Potosí o el Valle de la Luna de La Paz, donde hace unos días fue retratada la paceña Paola Sánchez.
Para concretar su proyecto, Mamani Mamani se alió con «Promociones Gloria», organizadora de certámenes de belleza en Bolivia, y la revista Paya, dedicada a la estética y elegancia de las mujeres indígenas aimaras conocidas como «cholitas» en La Paz.
El director de Paya, Wilfredo Tambo, adelanta que con el pintor aimara están gestando una iniciativa mayor para hacer otra serie de «body painting» con reinas de belleza de Suramérica en los lugares turísticos más típicos de cada país.
Además de su proyecto para hacer escuelas de arte para menores, Mamani Mamani también coopera con otros proyectos, como el de la fundación Arco Iris, de La Paz, para niños de la calle que requieren atención en salud, por lo que en los próximos días viajará a EE.UU. para subastar en persona algunas de sus obras para recaudar fondos. EFE