Jue. Sep 19th, 2024

Cada cierto tiempo, coincidiendo con algún aniversario o simplemente por fomentar la estabilidad de la institución, que depende únicamente de que la familia se lleve bien, la Casa Real abre sus puertas y se deja fotografiar «en privado». Bien es verdad que viendo sus álbumes privados y públicos la chicha está en lo que se hace a ojos de la gente y no detrás, pero como anacronismo la monarquía se sostiene también por extremos paradójicos: el Rey se fotografía en público con su amante durante una recepción en Alemania y permite, de forma extraordinaria, que un fotógrafo se adentre en la intimidad de palacio para robarle una imagen con la Reina.
Los Príncipes de Asturias han aprovechado que Letizia cumple 40 años para hacerse un reportaje dulcísimo que ha levantado críticas por ser muy Hola!, como si reinar pudiese ser otra cosa. Cuando uno abre excepcionalmente las puertas de su casa y deja entrar a una fotógrafa de prestigio es porque está jugando con los niños en un jardín muy verde o sonriendo al horizonte. Imaginen al príncipe riñendo a las niñas en el salón mientras busca con la mirada a Letizia, que está con la cabeza apoyada en la puerta del jardín mirando al cielo maquillada muy sutilmente mientras dice entre dientes: «Llama, llama, que llevo así dos horas». Lo que no va a pasar es que los príncipes estén en medio de la bronca tirándose los jarrones con una infantita gritando desde el baño «mamá, ya acabé» y que de repente suene el móvil de Cristina García Rodero: «Ven ahora si tienes huevos».
Yo cada vez que algún famoso permite la invasión de su intimidad me echo a dormir porque la verdad, no me interesa nada. Sonríen las parejas en las fotos como si nadie les hubiese avisado de que Joaquín Sabina compuso Y sin embargo hace diez años; ese no querer enterarse de la canción, ese hacerse el distraído respecto a Sabina, es todo el amor que una pareja pueda dedicarse. Letizia no se enfadó con Sabina porque le haya aireado un chiste sino por escribir que Felipe sueña con ella cuando no está y con todas si duerme a su lado; como cualquiera, por otra parte. Las fotos de palacio tenía que haberlas hecho Alberto García Álix o en su defecto la familia Cañizares.
La monarquía fue la última cesión, quizá la más extravagante, de Franco a Peñafiel. Todo este tinglado se justifica por él, cosa que a mí me parece bien porque Peñafiel es lo primero que leo el domingo desde hace más de diez años. Me despertaba con la de turno y con Peñafiel, aunque si vuelvo a leer que uno vale más por lo que calla que por lo que escribe reviento y lo cuento todo. Por tanto ha de saber el Rey que más importante que la continuidad dinástica del heredero es la continuidad dinástica de Peñafiel, porque la monarquía puede sobrevivir de muchas maneras, pero nunca sin nadie que la escriba. A estas alturas de la Historia lo único que justifica a los Borbón es el relato, de ahí los cumpleaños, los christmas, Marivent y demás tramas, si bien aderezadas picantemente con el impacto de la realidad, como el programa de Rajoy.
FUENTE: EL MUNDO.ES

Por vgongora