Vie. Nov 22nd, 2024

15 feb (EFE).- Ecuador conmemora hoy el bicentenario de su primera Carta Magna, la Constitución del Estado de Quito, que compartía muchas de las ideas de la Constitución suscrita en España en el mismo año y que fue adalid de movimientos independentistas en América, según los historiadores.

El documento establecía la división de poderes, el gobierno representativo y electivo, y daba inmunidad a los miembros del congreso por sus opiniones, conceptos que han perdurado hasta la actualidad.

La Constitución declaraba la independencia del Estado de Quito «en cuanto a su administración y economía interior», y abría la puerta a una confederación de Estados americanos, pero reconocía como monarca al rey de España, entonces Fernando VII, que estaba retenido por Napoleón Bonaparte.

«Es la primera Constitución de lo que ahora somos Ecuador», dijo a Efe Hernán Rodríguez, miembro de las academias ecuatorianas de la Historia y de la Lengua.

El historiador destaca las similitudes entre ese documento y la Constitución que emergió de las Cortes de Cádiz en España en marzo de 1812, conocida como «La Pepa».

«Grandes ideas como que el poder radica en el pueblo están en las dos constituciones», dijo Rodríguez.

En ese sentido, el documento quiteño afirma: «El Gobierno del Estado se obliga a todos los habitantes de él, y les asegura que serán inviolables sus derechos, su religión, sus propiedades y su libertad natural, y civil».

El puente entre las dos, según Rodríguez, es la persona de José Mejía, un quiteño que ocupó un escaño por Nueva Granada en las Cortes de Cádiz y que defendía ideas liberales.

«Mejía dijo, por ejemplo, si aceptáis cualquier censura previa, habréis dejado de ser libres, algo que tiene vigencia actual», dijo Rodríguez, que esta semana lanzó un nuevo libro sobre ese personaje, titulado «Mejía. Voz grande en las Cortes de Cádiz».

Suscribieron la constitución quiteña el 15 de febrero de 1812 delegados de la zona central de lo que hoy es Ecuador, mientras que Cuenca y Guayaquil se quedaron al margen, explicó el historiador.

La vigencia de la Constitución no llegó a un año, pues los ejércitos enviados desde Lima, reforzados con efectivos en Cuenca y Guayaquil, acabaron con la revolución quiteña, explicó Rodríguez.

No obstante, el ejemplo sirvió de aliciente a movimientos independentistas en otras partes del continente, a su juicio.

Carlos Montúfar, uno de los líderes de esa insurrección, se unió a las huestes de Simón Bolívar, donde llegó al grado de coronel, pero terminó fusilado por la espalda, por traidor, por las fuerzas realistas en 1816. EFE

Por ccarrera