Una tragedia tuvo que ocurrir, para que las autoridades implanten una serie de medidas y controles al servicio de transporte.
Las acciones llegan tarde, ya que para nadie es un secreto que muchas veces tomar un bus representa un acto suicida.
Varios policías vestidos de civiles, subirán a las unidades para comprobar la forma en que los choferes manejan. La verdad ya era hora de que se tomen cartas en el asunto y ojalá que la acción arroje un resultado positivo.
Esperemos que este accidente también concientice a los amigos del volante y si los pasajeros no les importan, pues por lo menos que piensen en su propia familia.
Los usuarios, también tienen que colaborar denunciando las irregularidades, pues muchas veces son testigos de vertiginosas competencias y se callan por temor o apatía. Recuerden que su silencio, los convierte en cómplices.
No es la primera vez que una tragedia detona la preocupación de las autoridades. Lo mismo ocurrió con el tema del sicariato y el asesinto de la esposa de un asambleista de Alianza País.