Es admirable el poder que tienen algunas personas de levantarse de las cenizas y seguir adelante. Muertes, fracasos laborales o simplemente despechos maritales son vistos como retos para cambiarse coraza y mantener con la misma perseverancia el camino hacia nuestros sueños.
La meta no cambia solo el camino se convierte en empedrado. Debemos entender que la vida es la posibilidad reiterativa de demostrar a quienes confian en nosotros y también a los que no lo hacen, que nuestro fuerte yace en nuestra esperanza.
Agradecer por cada día y por cada reto deber ser la constante, Dios no nos da cargas que no podamos sobrellevar. Nuestra fe es el motor y nuestros seres amados nuestras razones. Un abrazo hasta siempre amigos, el sueño aún no llega al final.
