Hasta su detención en el verano de 2012 y su arresto domiciliario, ocupó el primer lugar en la lista de los criminales de guerra del Centro Simon Wiesenthal (CSW), que le acusó de crímenes contra la humanidad como colaborador activo en la deportación de judíos húngaros en 1944.
Efraim Zuroff, director del CSW, aseguró hoy estar «profundamente desilusionado» por la muerte de Csatáry, ya que así «se salvó de la justicia» por los juicios pendientes en Hungría y Eslovaquia.
Nacido el 4 de marzo de 1915 en Mány (al oeste de Budapest), Csatáry sirvió al comenzar la Segunda Guerra Mundial como oficial de la Policía Real de Hungría.
Aunque se sabe poco de su vida, según informaciones de la Fiscalía General húngara en 1942 las autoridades trasladaron a Csatáry a la actual Kosice (Eslovaquia), que en aquel entonces pertenecía a Hungría.
Entre mayo y junio de 1944, después de la invasión nazi de Hungría y poco antes del golpe de estado filonazi, Csatáry «participó activamente» en la deportación de más de 12.000 judíos húngaros a campos de concentración como Auschwitz.
Conocido por su crueldad, en el campamento de internamiento de Kosice Csatáry «azotaba (a los judíos) con un látigo sin razones especiales y sin considerar el sexo, la edad o la salud de las personas agredidas», señaló la Fiscalía húngara.
También se le responsabilizó de la detención arbitraria en enero de 1945 de un joven de 17 años que posteriormente fue deportado a un campo de concentración no especificado.
El oficial no esperó la sentencia y huyó con documentos falsificados a Canadá, donde ocultó su «pasado» y consiguió en 1955 la ciudadanía canadiense, después de inventarse una nueva identidad al presentar un pasaporte yugoslavo.
Csatáry vivió en Canadá hasta 1997, cuando las autoridades locales descubrieron que había mentido no solo sobre su identidad, sino sobre su colaboración con las fuerzas nazis, por lo que le quitaron la ciudadanía.
Ese mismo año volvió a Hungría y se instaló con su identidad original en Budapest, donde vivió sin que nadie le pidiera cuentas sobre sus acciones.
Pocos meses después, en junio de 2012 el tabloide británico «The Sun» publicó fotos de Csatáry en su domicilio, lo que aceleró el proceso, ya que días después las autoridades húngaras le detuvieron y le pusieron en arresto domiciliario.
Ahora, en su comunicado de hoy, Zuroff expresó sus dudas sobre si las autoridades húngaras están realmente comprometidas con el castigo a los involucrados en el Holocausto, ya que Csatáry «vivió durante tan largo tiempo tranquilamente en la capital húngara».
Sea como fuere, después de meses de investigación, la Fiscalía de Hungría presentó en junio de 2013 los cargos contra Csatáry y se esperaba que su juicio se iniciara en otoño de este año.
El acusado negó sistemáticamente todo lo que se le imputaba, argumentando que se trataba de una equivocación y que su nombre coincidía con el de otra persona o que solo colaboró con los alemanes como intérprete.
En enero pasado, el Tribunal Regional de Kosice conmutó la sentencia de pena de muerte dictada en 1948 por otra de cadena perpetua, mientras que se esperaba que Csatáry volvería a enfrentar otro juicio más en Eslovaquia en septiembre.
El anciano fue hospitalizado varias veces en los últimos meses, cuando además, según la prensa, lo reconocían en la calle y le interrogaban sobre su pasado.
Csatáry se convirtió en un «héroe» para la extrema derecha, que en internet le llamaba «Tío Csatáry» y sostenía que las acusaciones contra él eran falsas.