Este descubrimiento se realizó a través del instrumento de óptica adaptativa NACO, instalado en uno de los telescopios de 8,2 metros de diámetro del Very Large Telescope (VLT) de ESO, ubicado en el cerro Paranal, en el norte de Chile.
Desde que hace nueve años el VLT captó la primera imagen de un exoplaneta -un planeta que no pertenece al Sistema Solar-, solo una docena han sido observados directamente en imágenes, aunque cerca de un millar han sido detectados de forma indirecta.
Así, este hallazgo supone un aporte al conocimiento sobre la formación y evolución de los sistemas planetarios, según recalcó Julien Rameau, del Instituto de Planetología y de Astrofísica de Grenoble (Francia), primer autor del artículo que anuncia el descubrimiento.
«Hasta ahora solo se han observado directamente unos pocos planetas, haciendo que cada uno de los descubrimientos se convierta en un importante hito en el camino para comprender qué es un planeta gigante y cómo se forma», destacó en el comunicado de la ESO.
El nuevo planeta descubierto orbita alrededor de la joven estrella HD 95086 a una distancia de unas 56 veces la distancia de la Tierra al Sol, y el sistema completo se encuentra a unos 300 años luz de nosotros.
La juventud de esta estrella, de entre tan solo 10 y 17 millones de años, hace pensar a los astrónomos que este nuevo planeta se formó, probablemente, en el interior del disco de gas y polvo que rodea a la estrella.
«Su ubicación actual genera preguntas sobre su proceso de formación. O bien creció por la acumulación de rocas que forman el núcleo sólido y luego, lentamente, acumuló gas del entorno para formar la pesada atmósfera, o bien inició su formación a partir de un cúmulo de gas generado por inestabilidades gravitatorias en el disco», explica Anne-Marie Lagrange, miembro también del equipo.
La ESO es una organización intergubernamental formada por 14 países europeos y Brasil, y en Chile opera otros dos observatorios, La Silla y Chajnantor. EFE