Tras asegurar que había llegado a bajar “a los infiernos” en las primeras etapas de su carrera y que había “quemado” locales nocturnos como consecuencia de su ingenuidad como artista, el astro de la música reconoce ahora que no se arrepiente de haber exhibido en público su faceta menos ejemplarizante, ya que opina que el mundo debe saber que la fama no siempre está rodeada de buenas experiencias.
“Quizá fui demasiado honesto en mi última entrevista. Pero hay que dejar claro que este mundo tiene luces y sombras, a estas alturas no vamos a engañar a nadie diciendo que la fama y la popularidad son maravillosas. Pero tampoco es que me guste quejarme, lo que quiero es que la gente no se asuste si alguna vez me dejo llevar un poco por los demonios”, reflexionó Alejandro en la edición de la revista Vanity Fair.
En su caso, al menos, el resultado musical de todas esas vivencias le ha ayudado a forjar una sólida carrera de éxitos.