«Pegaso está vivo, está transmitiendo, pero no podemos captar su señal porque está girando sobre sí mismo, de manera en que la antena no puede orientarse a la tierra», señaló Náder tras destacar que la coraza que blinda al satélite impidió que las partículas de los restos del cohete soviético lo dañaran.
Además, precisó que antes de la colisión, ocurrida una media hora después de la medianoche de este miércoles, Exa envió un par de comandos informáticos al satélite para que este se protegiera.
«Sabíamos que íbamos a estar en un giro violento y eso no permite que los paneles solares carguen las baterías» del satélite, por lo que se supuso que tras el impacto se debía ubicar la señal «y por eso lo pusimos en una configuración de supervivencia», explicó.
Ahora «tenemos que esperar a que su sistema de navegación lo estabilice, esto puede ocurrir hasta en tres meses», agregó el cosmonauta ecuatoriano e insistió en que «el satélite está vivo, su electrónica no fue afectada, el escudo lo protegió».
Añadió que los dos satélites están en sus órbitas, es decir, «no van a caerse», aunque en el caso de Pegaso aún se debe verificar si ha sufrido variaciones leves en su trayectoria original.
Si ello ha ocurrido, dijo, podrían haber variaciones de pocos minutos en los tiempos calculados para las transmisiones de vídeo que efectúa el satélite cuando pasa sobre territorio ecuatoriano.
Al momento, Pegaso debe estar girando sobre sí mismo de forma un tanto caótica, pero Náder espera que los seis sistemas de navegación que posee lo estabilicen y así captar su señal.
El satélite, durante el enlace y envío de imágenes, también transmite sonidos en código morse que estudiantes pueden decodificar gracias a programas establecidos para ello en el afán de EXA de despertar el interés por lo aeroespacial.
En la elaboración del nanosatélite ecuatoriano, que tardó en construirse un año, y su gemelo, Krysaor, que se lanzará en agosto próximo desde Rusia y cuya elaboración tomó unos dos meses, EXA y varias empresas privadas invirtieron 80.000 dólares.
De su lado, el Estado ecuatoriano aportó unos 700.000 dólares para el lanzamiento, seguros, logística y pruebas de certificación de ambos satélites. EFE