El falso cura deberá caminar desde la localidad de Alcalá de Guadaira (Sevilla) hasta el santuario de Nuestra Señora de Consolación en Utrera, en la misma provincia.
El arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo, ha emitido un decreto en el que no impone al impostor la pena de excomunión que prevé el Código de Derecho Canónigo.
En cambio, le prohíbe visitar las comunidades en que “simuló sacramentos” y le ordena restituir “los estipendios recibidos durante el tiempo en que simuló la celebración de la Eucaristía”. Orellana administraba en una parroquia sevillana los sacramentos de la comunión, la confirmación y el matrimonio gracias a una credencial falsa.