Danny García se siente pegado al tenis de mesa. Por eso, no le cuesta acostumbrarse a su maratónica jornada. En ocasiones se entrena hasta 6 horas diarias, no respeta los fines de semana y renuncia muchas veces a sus amigos por la práctica. Todo esto lo hace, porque tiene claro que quiere llegar lejos.
Este deportista se ha convertido en la revelación del tenis de mesa nacional. Salió a la luz por su juego rápido, audaz e inteligente en el Grand Prix, del 7 de febrero organizado por la Federación Ecuatoriana de Tenis de Mesa (FETM), al consagrarse campeón con apenas 11 años de la categoría Sub 18.
La risa no se borra de su rostro. Siempre muestra sus dientes y habla con naturalidad, sin esconder nada. Incluso confiesa que cada vez que le toca jugar se divierte, pero sin perder la concentración. Sin embargo, está consciente que este deporte lo ha hecho madurar como persona.
Cuando interviene en una competencia de alto nivel, su semblante cambia. Se vuelve más serio y firme, pues el reto por triunfar es incontrolable, en esa pequeña figura que se agiganta, pese a que mide sólo 1,45 metros.
Por su capacidad técnica, García es considerado por la FETM, como uno de los exponentes con mayor futuro de esta disciplina.
El amor hacia este deporte nació hace cinco años, cuando solo acompañaba a su hermana, Viviana al Polideportivo Huancavilca, donde ella entrenaba con su padre Guillermo, profesor de la FDG.
Pese a que cuenta con una técnica envidiable y una zurda audaz, considera que le falta mucho por aprender, por lo cual trabaja para perfeccionar sus remates con efecto por la izquierda, que considera como su ‘arma letal’.
Este pequeño mantiene en claro su objetivo: ganar. Y es que Danny no se deja amilanar por nadie. Conoce perfectamente a donde anhela llegar. (DKO)