Vie. Nov 22nd, 2024

El ‘número 1’ de la Iglesia católica en Argentina, el cardenal Jorge Bergoglio, 73 años, ha sido señalado como colaboracionista de la ‘guerra sucia’ de la dictadura militar (1976-1983) porque presuntamente delató a dos curas subordinados suyos en la Compañía de Jesús de los jesuitas.

La denuncia proviene de supervivientes de la ‘guerra sucia’ y por eso el arzobispo de Buenos Aires ha tenido que declarar este lunes como testigo en el juicio a 18 ex represores de la ESMA, centro de exterminio de la Armada, donde unas 5.000 personas fueron asesinadas en los tétricos ‘vuelos de la muerte’.

papa aliado a la derechaAunque el prelado quiso acogerse al beneficio de declarar por escrito, alegando su condición de jefe de la Iglesia católica, los jueces hicieron cumplir la ley obligándole a declarar verbalmente y someterse a preguntas. La audiencia tuvo lugar en el Arzobispado y fue cerrada a la prensa y el público.

En la dictadura, Bergoglio era el provincial de los jesuitas en Argentina y desde ese cargo quitó, en mayo de 1976, la licencia religiosa (igual a expulsión) a los curas Francisco Jalics y Orlando Yorio, dos subordinados suyos en la Compañía de Jesús que habían hecho la llamada ‘opción por los pobres’.

Jalics y Yorio predicaban en la ‘villa miseria’ del barrio porteño Bajo Flores, junto a catequistas de El Salvador -iglesia jesuita- mientras que Bergoglio simpatizaba con la agrupación ‘Guardia de Hierro’, del ala derecha del peronismo, según el escritor y periodista Horacio Verbitsky.

Días después de perder la protección de la Compañía de Jesús, un grupo represivo de la ESMA, secuestró a Jalics y Yorio, más varios catequistas, que fueron a parar a las mazmorras del centro de exterminio y fueron torturados. Los curas, según Verbitsky, siempre sospecharon que Bergoglio los había delatado.

De aquel grupo de secuestrados y torturados, la catequista Mónica Mignone aún sigue desaparecida. Su padre, Emilio Mignone, fundó el organismo humanitario Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS). En su libro de 1986 «Iglesia y dictadura», Mignone mencionó a Bergoglio como uno de «los pastores que entregaron sus ovejas al enemigo sin defenderlas ni rescatarlas».

En el centro de torturas «un interrogador con ostensibles conocimientos teológicos le dijo a Yorio que sabían que no era guerrillero pero que con su trabajo en la villa miseria unía a los pobres y eso era subversivo».

La dictadura los liberó a cambio de que el Episcopado recibiera al jefe de Estado Mayor, general Roberto Viola, y al ministro de Economía, José Martínez de Hoz. «Un día antes de esa visita al Episcopado, Yorio y Jalics fueron drogados y depositados por un helicóptero en un bañado de Cañuelas», según el investigador.

Poco después, ambos viajaron al Vaticano y nunca más volvieron a residir en Argentina. Yorio falleció años atrás y Jalics continúa viviendo en Alemania.

Por su parte, Bergoglio siguió ascendiendo en la jerarquía eclesiástica y en 2005 hasta compitió como posible ‘papable’ en el cónclave de cardenales del Vaticano, que finalmente proclamó a Joseph Ratzinger.

Fuente: El Mundo.es

Por kochoa