Jue. Sep 19th, 2024

2 mar (EFE).- Raphael Varane, Diego López, Sergio Ramos y Fabio Coentrao fueron los únicos hombres del Real Madrid que repitieron en el once inicial de José Mourinho, que revolucionó su alineación respecto al partido de Copa del Rey ante el Barcelona y mostró sus intenciones de centrarse en el trascendental choque ante el Manchester United de Liga de Campeones.

A 16 puntos del Barcelona antes del inicio del pitido inicial, el entrenador portugués guardó toda su artillería para su viaje a Inglaterra, donde su equipo se jugará más de media temporada. La otra mitad la disputará ante el Atlético en la final de la Copa del ReyMourinhoCon esos dos órdagos, la Liga se ha convertido casi en una molestia para el Real Madrid. Jugadores como Pepe, suplente por culpa de la irrupción de Varane, Ricardo Kaká, Karim Benzema, Michael Essien, Luka Modric, José Callejón y Álvaro Morata, aparecieron en un once del que se quedaron fuera Sami Khedira, Cristiano Ronaldo, Mesut Özil, Álvaro Arbeloa, Gonzalo Higuaín y Xabi Alonso, que no estuvo ni en el banquillo.

Enfrente, el Barcelona salió con todo, tal vez obligado por la humillación del Camp Nou días antes. Ese 1-3, con una eliminación de Copa incluida en el marcador, dolió y ni siquiera el horizonte del Milán y el saco de puntos de ventaja respecto al segundo y al tercero en la Liga, fueron razones suficientes para que Jordi Roura diera descanso a algunos de sus jugadores. Sólo faltó Xavi Hernández, que por lesión no viajó con el equipo. Volvió a aparecer Víctor Valdés y David Villa sentó definitivamente al chileno Alexis Sánchez, que no es la sombra del jugador que debería ser. El club azulgrana necesita al «Guaje» a pleno rendimiento. La desaparición del chileno obliga a Roura a dar minutos al internacional español. Lo necesita en forma para remontar al Milán. Con este guión, el partido se presentó extraño. Los jugadores blancos tenían mucho que demostrar, era el día de los suplentes, con todas las cámaras apuntando. El Barcelona, tampoco podía gastar mucho carburante, tampoco era necesario. Por eso, en muchas fases del choque, jugaron al trote, pasándose el balón con languidez.

En un partido de balonmano, al Barcelona le podrían haber pitado falta por pasividad. Futbolistas como Messi, que antaño no dejaba de presionar y de molestar, caminó sobre el campo muy tranquilo, aunque esa actitud últimamente también la muestra en otros duelos de mayor relevancia. En el Madrid, el único de los inéditos que aportó algo diferente y que aprovechó su oportunidad fue Morata. Pegado a la banda izquierda, comenzó fuerte dando una gran asistencia de gol a Benzema. Su marcador, Dani Alves, dejó suelto al canterano en un ataque de parsimonia que afectaba a todo su equipo y a casi todos los jugadores que estaban sobre el césped.

Morata repitió la acción unas cuantas veces ante la aparente indiferencia del brasileño, que, prácticamente contagió a su compatriota Kaká su falta de acierto sobre el campo. Kaká tenía al fin su gran oportunidad, su nombre ha sonado esta semana como un buen recurso para abrir la defensa del Manchester. Sin embargo, falló. Corrió mucho, a veces sin sentido, pero también sin resultado. Y la ausencia de los mejores del Real Madrid influyó en su rendimiento, que bajó puntos respecto a sus últimas dos actuaciones, ante Rayo Vallecano y Deportivo, en las que fue el hombre del partido. Al final, no rindió y entró en el carrusel de sustituciones de Mourinho.

Sami Khedira y Cristiano Ronaldo salieron al campo por Kaká y Benzema. La entrada del portugués dio aire nuevo a un partido descafeinado. La competitividad del luso es impresionante, contagia a cualquiera. Su empuje bastó para que el Real Madrid se llevara el clásico menos emocionante de los últimos tiempos. Sergio Ramos se encargó con un cabezazo contundente de firmar el segundo del equipo de Mourinho, que, con un equipo de suplentes, volvió a ganarle la partida a Roura. Europa espera. EFE

Por ccarrera