Vie. Nov 22nd, 2024

Sujetos a bordo de un auto le propinaron varios tiros

La delincuencia que reina en el Guasmo Sur está imparable. En esta ocasión, un ciudadano de 33 años, murió abatido por unos sujetos no identificados, que se transportaban en un vehículo sin placas.

La balacera ocurrió ayer a las 07h30 en la Cooperativa Guayas y Quil, conocida como La Playita. El occiso, que en vida se llamó John Jhonhy Briones Moncayo, se encontraba desayunando un plato de ceviche, cuando fue sorprendido por unos sujetos a bordo de un auto Corsa, color gris.

Los sujetos sacaron sus armas y le dispararon por la espalda en varias ocasiones, para luego huir en precipitada carrera.

Las personas que se encontraban en el lugar corrieron temerosas para que una de las balas no los alcance. Un menor de edad resultó herido en la pierna, mientras que una niña que estuvo en plena balacera salió ilesa.

«Mi sobrina estaba sirviéndole un vaso de cola al joven que mataron y por poco las balas la alcanzan a ella. Cuando escuché los disparos salí corriendo y la halé para adentro, se salvó de milagro», manifestó la dueña del negocio, quien atemorizada prefirió no dar su nombre.

Los familiares de la víctima lo trasladaron al Hospital Guayaquil donde falleció a los pocos minutos. Nerviosos prefirieron no dar declaraciones a la prensa por temor a que los asesinos tomaran algún tipo de represalias.

El Teniente Coronel, John Romero, Jefe de Vigilancia del Sector Sur, manifestó que la Policía se encuentra en las investigaciones para determinar los motivos del asesinato. Sin embargo, por las circunstancias podría tratarse de un ajuste de cuentas. Briones Moncayo era mensajero y trabajaba repartiendo sobres de estados de cuentas del almacén De Prati. Deja dos niñas en la orfandad.

Pandillas y muertos

Los habitantes de La Playita manifiestan que ya no encuentran tranquilidad. Están alarmados por el alto índice delincuencial, pues dicen que ya no se sienten seguros ni siquiera dentro de sus casas.

«Nosotros vivimos con el ‘Jesús en la boca’. No encontramos tranquilidad ni en nuestros hogares. Todos los días hay enfrentamientos de pandillas y muertos. Aquí ya no se puede vivir», manifestó Ángel Chávez, temeroso habitante del sector. (PD)