El montañista ecuatoriano, Iván Vallejo está satisfecho después de haber conseguido otro gran sueño que lo tuvo en mente por muchos años: escaló la cima del Aconcagua (Argentina), la montaña más alta de América, por su vía más difícil, la Pared Sur. “Gracias a Dios, lo he logrado y he tenido la suerte de hacerlo con un equipo humano maravilloso”, dijo.
El grupo de esta expedición, denominado SOMOS ECUADOR, que acompañó a Vallejo estuvo conformado por: Julio Mesías, Oswaldo Freire, Joshua Jarrín y Franklin Varela.
El pasado viernes 19 de febrero a las 8 y 45 de la noche uno a uno fueron llegamos a la arista del Guanaco, en la línea de cumbre del Aconcagua, y con ello completaron cuatro duros días de escalada en una de las vías más exigentes que existe en el mundo: La Pared Sur.
EL RELATO DE IVÁN
VALLEJO
“A las tres de la mañana del martes 16 de febrero abandonamos el Campamento Base de Plaza Francia para arrancar con, la escalada. Ese primer día tuvimos como característica un terreno con roca muy inestable, de mala calidad y con muy pocos lugares para poner seguros de protección. Al final de la tarde llegamos al punto más álgido del recorrido: Las Grandes Torres, sitio que se destaca por la verticalidad y la complejidad que presenta la montaña en esta parte del trayecto.
El miércoles 17 después de una noche incómoda y fría, el objetivo de este día fue resolver el siguiente punto delicado de esta gran pared: Las Areniscas. El jueves 18, a las 10 y 15 de la mañana, arrancamos la jornada para resolver los 200 metros que restaban de Las Areniscas. Al medio día alcanzamos la Barrera de Séracs (grandes bloques de hielo), el otro punto clave que nos permitió acceder al tercio final de la pared. El viernes 19, iniciamos nuevamente la escalada en un terreno casi vertical de roca, nieve y hielo, conocido como el Mixto de Messner y luego, por encima de él, la Pala Final. Cuatro horas necesitamos para resolver la escalada mixta.
Finalmente a las 8 y 45 de la noche uno a uno subimos la Arista del Guanaco para dar el rostro al vendaval que soplaba en el lado norte. Hacía mucho frío (20 bajo cero), nos juntamos, balbuceamos un grito de emoción que fue tragado por la ventisca, nos tomamos una fotografía y buscamos enseguida escaparnos del vendaval. El grupo lo celebró el ascenso, con una botella de gaseosa y costillitas asadas.
Un comentario en «No hay cumbre que doblegue a Vallejo»
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HASTA CAUNDO HAY QUE SOPORTAR A ESTE FANFARRON CON PIRRICAS HAZAÑAS QUE NADIE CREE.