A dos días del estreno mundial en el Teatro Real de Madrid de su ópera «El americano perfecto» sobre Walt Disney, el estadounidense Philip Glass cree que ha hecho «un buen retrato» sobre el padre de Mickey Mouse, un hombre que, dice, «fue ordinario y extraordinario al mismo tiempo».
Glass (Baltimore, 1937) mantuvo hoy un encuentro con los medios de comunicación junto a Peter Stephan Jungk, autor del libro «The american perfect» en el que está basado el libreto de la ópera, un encargo del Teatro Real y la English National Ópera de Londres que aborda los últimos meses de la vida de Disney (1901-1966).
Hace cinco años, el director artístico del Teatro Real, Gerard Mortier, dio a leer el libro de Jungk (que lo había publicado en 2001 en alemán y en 2004 en inglés) a Glass y éste decidió componer la que será la primera obra de ficción protagonizada por Walt Disney.
Anoche, explicó hoy Glass, fue la primera ocasión en la que vio la ópera representada en su totalidad en un ensayo, ya que hasta ahora habían trabajado las diferentes partes, y se mostró contento con el resultado: «hay muchas cosas divertidas, cosas que nos tocan…», dijo.
Es su vigésimo cuarta ópera, un género que considera «el rey, la reina, el príncipe y la princesa de las artes» pero en el que ha tenido poco tiempo para contar largas historias, y por ello hay que «ser muy claro sobre lo que se quiere decir» y contar las cosas de una forma muy directa», señaló Glass.
La música de Glass, enmarcada en el movimiento minimalista, ha estado influenciada en esta ópera en Andy Warhol, en la simplicidad de su pintura y en los colores fuertes, indicó el músico.
Un personaje, Warhol, que aparece en la ópera en un encuentro ficticio con el hermano de Walt Disney, al que le comunica su intención de hacer un retrato del magnate porque considera que son iguales: ambos han retratado la belleza de América y ninguna de sus fealdades.
Para Glass, la música no es una idea abstracta, es algo que ocurre entre él y el público. «Cuando era pequeño y tocaba la flauta, nunca lo hacía sólo en mi habitación, me iba a la cocina donde estaba mi madre porque no es lo mismo tocar solo que delante de la gente, es una forma de comunicarnos», recordó.
El escritor reconoció que en la ópera que se estrenará el próximo día 22, el personaje de Disney «está más equilibrado» que en su libro. Una visión que, dijo, también ha cambiado respecto a la percepción inicial que tuvo sobre este personaje tras conocer Marceline, su localidad natal, situada en el rural Medio Oeste americano.
«No se me hizo más simpático, pero le comprendí mejor», aseguró Jungk que le describe como «un hombre inculto que continuó toda su vida siendo un joven sencillo del campo», además de ser una persona «en extremo reaccionaria y autoritaria».
Tras ver ayer el ensayo de la ópera, confesó que le ha vuelto a conmover el final de Walt Disney: quería que su cuerpo fuera congelado a su muerte y no solo no se le congeló sino que sus restos fueron incinerados. EFE