Cecilia Niemes contó que su pasión por el dibujo y la pintura, la heredó de su abuelo materno, el reconocido pintor, poeta y músico, Lauro Sánchez Bastidas, quien desde niña, le enseñó, el amor por el arte. «En la escuela era la encargada de dibujar los mapas geográficos y pintar los murales, que se necesitaban para la presentación de las obras de teatro», dijo con orgullo, la propietaria de la academia CNModelos.
DESCUBRIÓ SU TALENTO
A la modelo, todavía le afecta la muerte de su abuelito, quien se puso muy feliz cuando descubrió que ella tenía mucha facilidad para dibujar. «Nadie me enseñó. Fue algo que solito afloró dentro de mi ser. Solo bastaba tener un lápiz o brocha y empezaba a correr mi imaginación», indicó con emoción, la empresaria de 42 años.
Aunque no se dedicó en forma profesional a las artes plásticas, intenta transmitir su arte a las futuras generaciones.
DEDICADA AL MODELAJE
«Con el apoyo de mis padres, quienes eran dueños de la Bananera Santa Rita, abrí una escuela de dibujo y pintura, pero por falta de tiempo no pude continuar, ya que le dediqué más tiempo a la Academia de modelaje», recalcó.
Cecilia hasta los ochos años vivió en Machala y fue en Guayaquil, donde emprendió su actividad en el mundo de la pasarela, cuando tenía 16 años. «Mi afán por convertirme en una super modelo, me absorbía casi por completo. Sin embargo, aprovechaba para pintar en mis ratos libres. De ahí que tengo varias obras que se exhiben en cada rincón de mi casa y academia», agregó la actual jurado del reality ‘Yo quiero ser super modelo’ de TCTelevisión.
Cecilia no se arrepiente de haberse dedicado por completo al modelaje.
«CNModelos cumplió 25 años en el mercado. Eso me satisface mucho, ya que las semillas que sembré han dado buenos resultados», agregó.
ESTÁ SOLTERITA
Niemes está feliz, porque sus hijos han heredado su vena artística. «Ojalá puedan cultivar este arte. Yo los apoyaré en todo lo que ellos quieran», sostuvo Cecilia, quien luego de estar casada por 17 años con el modelo Vladimir Vargas, acaba de divorciarse. «En este sentido, no tengo prisa por rehacer mi vida», concluyó con una sonrisa.