El mayor problema es que nos convertimos en un país mono productor, en lugar de explotar todas nuestras regiones a gran escala. Un país regido a los ‘booms’, como pasó con el cacao, el banano y el petróleo; este último recurso que tampoco nos durará para siempre. Las soluciones para nuestros problemas agrarios están en la diversificación de los cultivos y sobre todo en el tratamiento responsable de la tierra. Los programas deben partir desde allí, aunque ya se han visto ciertos avances.