Tras el fallecimiento de Jenni Rivera el pasado domingo, hay cosas que saltan a la vista, increíbles coincidencias del destino que resultan muy impresionantes. Para comenzar, el Lerjet en el que viajaba la cantante y las otras 6 personas, fue hecho en 1969, mismo año en el que nació la intérprete.
Previo a su muerte, la ‘Diva de la Banda’ ofreció una entrevista en la que aseguró que a sus 42 años y luego de las dificultades que había superado, se encontraba plena y satisfecha, por lo que podía morir tranquila.
Y hablando del tema de la muerte, Rivera señaló que ella no le temía a este proceso, pero lo único que le preocupaba es la situación en la que quedarían sus hijos si llegara a morir.
Posteriormente, al ser cuestionada, en la última conferencia de prensa que ofreció, sobre sus planes para el 2013, aseguró: “Ni siquiera me pongo a pensar ya en lo que pueda suceder”.
Días antes, Jenni había sorprendido a su hermano Lupillo, al llegar a uno de sus conciertos y hacer las paces.
El último de sus conciertos tuvo una característica peculiar, pues por primera vez la diva cantó en un escenario en forma de una enorme cruz.