1 nov (EFE).- El Día de los Difuntos es otra fecha en la que se constata el sincretismo cultural en Ecuador, expresado en bellas y deliciosas «guaguas de pan» y «colada morada», alimentos con los que los ecuatorianos celebran a sus muertos.
En los cementerios de los de los Andes, además, los campesinos ecuatorianos se esmeran en arreglar las tumbas, donde colocan comida (cukawi o cucayo en quichua) para compartirla con los difuntos en sus tumbas y con el mantel tendido.
Y es que en una tierra fértil como la ecuatoriana, la elaboración de comidas ha sido una forma de conservar la cultura viva de sus comunidades ancestrales.
Las «guaguas de pan» y la «colada morada» son los elementos centrales de la celebración, aunque los historiadores difieren para explicar su simbolismo y origen.
Algunos consideran que los indígenas ecuatorianos adaptaron su costumbre a la imposición del Día de Difuntos desde España, aunque otros sugieren que, al menos las «guaguas de pan», fueron incorporaciones hispánicas.
Para ciertos estudiosos, las «guaguas», que significa niñas en quichua, son palanquetas con forma de mujeres que representan al mundo de los vivos y la «colada morada» al de los muertos.
Sin embargo, para el literato Julio Pazos, autor de libros sobre las «guaguas de pan» y la «colada morada», no hay investigaciones concluyentes sobre el origen y simbolismo de este ritual, lo único cierto es que se prepara sólo en Ecuador.
Pese a que la variedad de «maíz negro» se produce en toda la región andina (incluido Perú y Bolivia), sólo en Ecuador se elabora la «colada morada» relacionada con el Día de los Difuntos.
La elaboración de ese potaje debe ser «prehispánica», aunque tampoco se tienen evidencias de una eventual relación ancestral con los difuntos, sostuvo Pazos en entrevista con Efe.
Se trata de un «comeibebe», una colada espesa que incluye agua de hierbas aromáticas, harina de maíz fermentada por tres días, miel de panela (azúcar de caña), jugo de mora y mortiño (especie de arándano que crece en los páramos) y frutas en trozos como piña, babaco (fruta tropical dulce y jugosa) y frutillas (variedad de fresón).
El elemento «obligatorio» de esta bebida espesa y dulce es el ishpingo, la flor de la canela, y también el ataco o amaranto y hojas de arrayán.
La bebida se acompaña con pan en figuras, «la más común es la guagua», aunque en el pasado también se elaboraban con formas de soldados, palomas y animales en general.
Es una «masa rica en manteca y mantequilla» adornada con la misma masa, que en la actualidad se puede comparar a una elaboración francesa y retocada con un pasta de azúcar de varios colores.
Es «dudoso» que el origen de las «guaguas» sea prehispánica, como sostienen algunos autores, porque los Incas no usaban el trigo. «No hay nada documentado» sobre la elaboración de este pan, señaló el literato ecuatoriano.
«Lo característico es que es sólo de Ecuador, no hay en los países vecinos», contó Julio Pazos, al relatar que en las comunidades indígenas de la sierra andina los campesinos llevan a los cementerios otros platos como mote, habas, cuyes (conejillos de indias) asados, chicha de vino, entre otros.
Aunque el rito varía entre las comunidades, en algunas, la noche anterior al 2 de noviembre los indígenas llegan a los cementerios para arreglar las tumbas para compartir el día con su muertos.
En familia, rezan y conversan como si los muertos estuvieran presentes y esperan consejos de ellos. Sobre las tumbas extienden grandes manteles donde colocan el cucayo.
El llanto es pasajero, pues la mayor parte del tiempo los campesinos recuerdan lo mejor de sus seres queridos fallecidos y hablan con ellos.
Sin embargo, cientos de miles de ecuatorianos, sobre todo de las grandes ciudades, aprovechan el puente vacacional, que incluye la conmemoración mañana, sábado, de la Independencia de la ciudad andina de Cuenca, la tercera en importancia del país, para huir del cemento y visitar múltiples destinos turísticos.
Las autoridades calculan que un millón de turistas se movilizarán durante este festivo en todo el país. EFE