Emotivos: Son muy románticos y atentos, se entretienen en los besos y caricias. Lo suyo no es el sexo, sino hacer el amor.
Aventureros: Creen que si el sexo no es bueno, la relación está destinada al fracaso. Su entusiasmo se mide según la frecuencia de los encuentros íntimos.
Cerebrales: Les encanta fantasear, pero su inseguridad les juega malas pasadas. Su estrés es el peor enemigo de su libido.
Complacientes: Dejan de lado sus necesidades para satisfacer al otro.