Los obispos franceses piden en la plegaria que se lee hoy en las iglesias del país, con motivo de la festividad de la Asunción, que los legisladores, gobernantes y familias eviten los planes del Gobierno de legalizar el matrimonio homosexual.
El «número uno» de la Conferencia Episcopal, el cardenal André Vingt-Trois, en su «propuesta de plegaria» habitual en esa fiesta religiosa, pidió «por las que y los que han sido recientemente elegidos para legislar y gobernar para que su sentido del bien común de la sociedad gane frente a las demandas particulares y tengan la fuerza de seguir las indicaciones de su conciencia».
La referencia a las uniones de dos hombres o de dos mujeres fue más explícita más adelante, cuando el cardenal rogó por los niños y jóvenes, para que «dejen de ser objetos de los deseos y de los conflictos de los adultos para que puedan beneficiarse plenamente del amor de un padre y de una madre».
El rezo festivo colocó en primer lugar la cuestión de los efectos de «la crisis económica«, al recordar que «muchos de nuestros ciudadanos son víctimas de diversas restricciones y ven el futuro con inquietud» y a ese respeto pidió «a Dios que nos haga todavía más generosos en la solidaridad con nuestros semejantes».
Las críticas lanzadas en los últimos días contra ese texto, algunas de ellas de asociaciones católicas, llevó a la Iglesia a reaccionar para matizar el significado político de su iniciativa.
El obispo auxiliar de París, Éric de Moulins-Beaufort, explicó en una entrevista hoy a la emisora «France Info» que «en este tipo de debates, es bueno que todos los que son capaces de reflexionar y que tienen elementos que aportar a la reflexión estén en su lugar (…) No veo por qué, en un laicismo bien entendido, la Iglesia no puede ser un elemento, entre otros, del debate público».
El texto de la polémica -añadió Moulins-Beaufort- es una forma de «decir a la sociedad ‘¡atención peligro!’, vamos hacia un camino en que en lugar de favorecer la cohesión social (…) cada cual reivindica derechos y quiere que sean estructuradores de la sociedad».
Argumentó que «lo que está en cuestión es si una unión de un hombre y una mujer, duradera y abierta a la posibilidad de tener hijos, es lo mismo para la sociedad que la unión de dos hombres o de dos mujeres».
Y a ese respecto, dijo que es «importante para la cohesión social» que «el amor y el matrimonio son dos cosas diferentes», aunque puedan ir juntas y sea deseable que vayan juntas en el matrimonio.
En definitiva, concluyó el obispo, «el amor homosexual no puede ser una alternativa idéntica» al matrimonio de un hombre y una mujer.
En vísperas de que se leyera la controvertida plegaria en las iglesias, se hizo público ayer un sondeo según el cual seis de cada diez franceses se muestran partidarios de que las parejas homosexuales tengan derecho a casarse y un 53 por ciento están a favor de que las parejas del mismo sexo puedan adoptar hijos. EFE