8 ago (EFE).- La estadounidense Allyson Félix obtuvo el justo premio a la constancia al consagrarse campeona olímpica de 200 metros después de haberlo intentado dos veces en una prueba que le ha dado ya tres títulos mundiales.
«Patas de Pollo», sobrenombre alusivo a sus largas piernas, había perdido las dos últimas finales olímpicas frente a la jamaicana Verónica Campbell y hoy tenía que vérselas con la renacida Shelly-Ann Fraser, campeona de los 100, pero la norteamericana removió todos los obstáculos para imponer su estilo majestuoso.
Sin referencias de sus principales adversarias por la calle siete, Felix no se descompuso con la salida impetuosa de Fraser y ejecutó una recta imponente hasta vencer en 21.88 segundos.
Fraser hizo la mejor marca de su vida (20.09), que al menos le sirvió para imponerse a la segunda estadounidense, Carmelita Jeter, que hubo de conformarse con la medalla de bronce (22.14).
«Ha sido muchas veces dama de honor. Ya le tocaba ser la novia», comentó Jeter en alusión a la nueva campeona olímpica.
Veronica Campbell, candidata, como antes la pertiguista Yelena Isinbáyeva, a convertirse en la primera mujer que ganaba tres títulos olímpicos consecutivos en una prueba de atletismo, terminó cuarta con 22.38.
La sexta jornada del atletismo proporcionó una pingüe cosecha dorada a los Estados Unidos, que barrió con tres de los cuatro títulos en juego.
Brittney Reese, dos veces campeona mundial de longitud, consiguió la victoria con un salto de 7,12 metros que le dio una ventaja de cinco centímetros sobre la rusa Elena Sokolova, hasta hoy sin medallas en grandes campeonatos.
La estadounidense, de 25 años, tomó la delantera en la final con su segundo salto, de 7,12 metros, después de haber arrancado con un nulo, y ya no abandonó su posición privilegiada pese a no mejorar ese primer registro.
La lucha por la medalla de bronce tuvo más emoción. La letona Ineta Radevica estuvo en posición de podio desde su primer salto (6,88), pero en el penúltimo turno la estadounidense Janay Deloach le arrebató el tercer puesto por un solo centímetro.
En 110 metros vallas, el estadounidense Aries Merritt destronó al cubano Dayron Robles, que no pudo terminar la carrera por una lesión en el muslo derecho cuando apenas había cubierto la mitad de la prueba.
La baja del chino Liu Xiang, eliminado en series tras golpearse contra el primer obstáculo, y la retirada de Robles dejó la final en un mano a mano entre Merritt y su compatriota Jason Richardson, campeón del mundo, resuelto a favor del primero por doce centésimas con un tiempo de 12.92. Desde Atlanta’96 (Allen Johnson) Estados Unidos no había vuelto a conseguir el título.
La única presea dorada que escapó a la voracidad estadounidense fue la de 400 metros vallas. Natalya Antyukh recuperó para Rusia el título olímpico, treinta y dos años después, derrotando a la estadounidense LaShinda Demus, campeona mundial.
Desde Moscú’80, cuando venció Irina Privalova, ninguna atleta rusa había ganado el título olímpico de las vallas bajas.
La vallista de Leningrado, que fue medallista olímpica de bronce en Atenas 2004, pero en 400 lisos, resistió el postrer acoso de la norteamericana para vencer con su mejor marca personal (52.70) y una ventaja de siete centésimas sobre su adversaria. La medalla de bronce, con un tiempo de 53.38, fue para la checa Zuzana Hejnova.
Los 80.000 espectadores de la sesión vespertina pudieron ver en pista a los dos mejores esprinters del momento, los jamaicanos Usain Bolt y Yohan Blake, que sortearon los peligros de las semifinales de 200 metros y se citaron para mañana, jueves, a las 20.55, para ajustar cuentas en la final olímpica, cinco días después de librar su primer combate en Londres 2012, en la final del hectómetro. EFE