8 ago (EFE).- La selección de Argentina, que hoy venció a Brasil por 77-82 en los cuartos de final del torneo olímpico de baloncesto, luchará por ocupar alguna posición en el podio de Londres 2012, al tiempo que acaba con las aspiraciones de su máximo rival en sudamérica.
La presencia de Pablo Prigioni en la pista, tras superar un cólico nefrítico hace apenas unos días, habla de la importancia del partido. Para brasileños y para argentinos. Dos viejos enemigos íntimos en busca de un puesto en semifinales.
La gloria de luchar por las medallas para el vencedor y el regreso a casa para el perdedor era lo que estaba en juego y ambos decidieron jugar al ataque, con gran preponderancia sobre las defensas rivales en los primeros veinte minutos.
El 26-23 del primer cuarto y el 40-46 del descanso hablan a las claras del potencial anotador de los dos equipos sudamericanos y su no excesiva implicación con los sistemas defensivos.
Brasil sobresalió en la dirección de Marcelino y en su poder anotador, 17 puntos en la primera parte, y Argentina por su tremenda efectividad, un 74 por ciento en tiros de dos (14 de 19) y un 38 en triples (5 de 13).
El paso por vestuarios enfrió la fiebre anotadora de los dos equipos, que tardaron casi dos minutos en hacer que el marcador cambiara de dígitos.
Fue Argentina quien rompió de nuevo las hostilidades y quien alcanzó la primera ventaja considerable, 44-54 (min. 23) con Scola, Delfino y Ginobili destacados.
Brasil intentó recomponerse, apretó en defensa y el luminoso sufrió un parón de dos minutos, algo casi insólito. Las rotaciones y los nervios comenzaron a tener un mayor protagonismo. El balón ya no circuló con tanta fluidez y los puntos comenzaron a escasear con un parcial de 2-3 en cuatro minutos.
Argentina siguió anotando y los ‘verde-amarelos’ atravesaron en estos momentos finales del tercer cuarto (46-61, min. 27.30) por su situación más crítica, sin ver aro con facilidad y con serias dificultades en defensa ante una selección de Argentina especialmente certera en el lanzamiento.
Ruben Magnano, argentino de nacionalidad pero entrenador de la selección brasileña, comenzó a mover el banquillo en busca de soluciones para frenar a los jugadores con los que se proclamó campeón olímpico en los Juegos de Atenas 2004. Al final del tercer cuarto, 54-64 y casi todo por decidir.
En el último cuarto entró en juego la experiencia argentina para suplir la carencia de rotaciones y frescura física. Con Prigioni al mando de las operaciones comenzó a alargar los ataques de su rival con una defensa más pegajosa, al tiempo que mantuvo el marcador con un intercambio de canastas favorable a sus intereses.
Brasil, que empezó a acusar su ausencia de dieciséis años de unos Juegos Olímpicos, siguió bregando y bregando esperando su oportunidad, que llegó a falta de cuatro minutos y medio cuando se acercó a 2 puntos, 68-70.
Fue lo más cerca que estuvo Brasil de poder luchar por pisar el podio olímpico. Argentina reaccionó de inmediato recuperó el marcador hasta un 68-74 y el nerviosismo brasileño hizo el resto.
Los jugadores de Magnano rompieron un poco la disciplina del equipo e intentaron resolver con prisas en ataque y entonces Argentina dominó la situación a su antojo hasta ganar por 77-82.
. Ficha técnica:
77 – Brasil (26+14+14+23): Garcia (10), Huertas (22), Barbosa (22), Varejao (4) y Splitter (6) -equipo inicial-, Machado (2, Taylor (2), Giovannoni (2), Hilario (7) y Vieira.
82 – Argentina (23+23+18+18): Scola (17), Ginobili (16), Prigioni (6), Delfino (16) y Nocioni (12) -equipo inicial-, Campazzo (3), Juan P. Gutiérrez (11), Leonardo Gutiérrez y Jasen (1).
Árbitros: Juan Arteaga (ESP), José Carrión (PUR) y Recep Ankarali (TUR). Sin eliminados.
Incidencias: Partido correspondiente a los cuartos de final del torneo olímpico de baloncesto disputado en el North Greenwich Arena ante unos 9.000 espectadores. EFE