Sáb. Nov 23rd, 2024

Sofía 40 años. Nunca estuve enamorada de mi esposo. Me casé con él porque me quedé embarazada y mis padres me obligaron. Desde el primer momento en que viví con él, supe que iba a ser muy infeliz. Poco a poco, me acostumbré a su presencia, pero jamás me enamoré. Mi única alegría fue cuidar a mis hijos, pero jamás me realicé como mujer. Ahora que mis vástagos ya están grandes, empecé a pensar en mi misma y me di cuenta que soy una mujer llena de despecho. Me cansé de fingir orgasmos y de cerrar los ojos cuando mi esposo me hace el amor para no ver su rostro. Él no es un hombre malo, pero no lo amo y definitivamente quiero el divoricio.

Mi querida Sofía:

La vida no tiene porqué ser una tortura para nadie. Busca en tu interior y haz lo que te diga tu corazón. Intenta hacer las cosas de la mejor forma, sin herir a tu esposo.

Tu amiga Conchita

Por adm