Noche pletórica en Ponciano. Fue un festival de fútbol y goles, que colocó electricidad en una tribuna exaltada hasta las lágrimas, ante semejante demostración de clase y jerarquía.
Liga tiene la Copa Sudamericana en el bolsillo, tras despachar a Fluminense con una goleada inmisericorde, arrolladora y brutal, que le pone a un leve pasito de consolidar la conquista, el próximo miércoles en el mítico Maracaná, cerrando un ciclo brillante, que lo proclama sin exageraciones como el mejor equipo del Continente.
La noche comenzó a ritmo de infarto, porque un desencuentro de la zaga, dejó a Marquinhos en posición de gol a los 24 segundos, y el volante del Flu destapó un cañonazo a quemarropa, que Dida Domínguez vio pasar por encima de su cabeza. El miedo se apoderó de las gradas, con un arranque impensado. Aún no había transcurrido el primer minuto de juego y la ‘U’ ya estaba en desventaja.
La respuesta alba fue mortal. La actitud, la convicción, la seguridad y el juego eficiente salieron a flote con garra y mística, para superar el cerrojo, que había planeado el técnico Cuca, disponiendo el achique de los espacios con marcas personales, en un desborde físico, que terminó pasándoles una sangrienta y vergonzosa factura, considerando que el once de Río, es representante del fútbol más ganador y prestigioso del mundo.
El ojo clínico de Jorge Daniel Fossati, enderezó el barco con una acertada maniobra estratégica. Ordenó a Edison Méndez, que volcara su trabajo sobre la derecha y las brechas aparecieron como por encanto en la telaraña brasileña.
Un zapatazo homicida del ‘Kinito’ quebró las manos del arquero Rafael y el empate quedó escrito a los 20 minutos. Fue la primera luz del show que regalaría Édison, que luego despachó otro derechazo letal en sobrepique, tras un rebote provocado por un tiro libre. Fue un golazo maestro, que cerró el telón de la primera fracción.
En el complemento se desató el vendaval. ‘La Luz’ otra vez se encendió en la cabeza de Méndez, que con un cabezazo letal a un ángulo, completó un ‘hat trick’ inolvidable, que puso los pelos de punta.
El presagio de goleada, ya rondaba con fuerza. El volante de la ‘U’ regalaba las ofrendas con un balón debajo de su camiseta, homenajeando a su esposa, que está esperando a la cigueña. Fueron tres goles soberbios, espectaculares, sacados de la galera del crack universitario, que tomó la bandera de la reacción desbordando el caudal de su juego demoledor y de pie fino.
A esa altura, la Casa Blanca era un manicomio de felicidad. El ‘Mago’ Salas sacó otro conejo y con un tiro cruzado, desbarató a Rafael, que no encontraba la onda para resistir la avalancha alba y ese concierto de fierrazos, que explotaban en la red. El éxtasis era multitudinario. Ulises clavó el quinto, con un misilazo de 30 metros, que amenazó tirar el arco al piso. Fue el epílogo de una actuación magistral. De un juego frenético, feroz y hambriento de gloria. La Copa estaba llena a martillazos, a pura explosión, con la autoridad que brinda la jerarquía y el aplomo de un equipo, que no se empalaga con los éxitos y que cada día quiere más en el plano internacional. No caben dudas, es el mejor de estas latitudes.
Ya se probó la corona de la Sudamericana, que virtualmente le pertenece, aun a falta de los 90 minutos que restan por jugar la semana entrante en tierra carioca.La goleada le entregó más de medio título. Más allá de la otra mitad de la gloria, que le espera con los brazos extendidos en el legendario Maracaná, convertido en el templo mayor en el que ha encontrado sus mejores éxitos. Ahí, en ese campo sagrado, levantó la Libertadores, en una noche agónica con final de ensueño en la definición por penales.
Ahí en esa cancha, en la que se hicieron héroes, Pelé, Didí, Garrincha, Zagalo y en la que lloraron como niños sin consuelo, Barbosa, Ademir y millones de brasileños, que sintieron la muerte tras la legendaria victoria uruguaya en el ‘Maracanazo del 50’, ahí, en ese césped, la ‘U’ cerrará la próxima semana, el capítulo más brillante que recuerde la historia de este fútbol, que escaló hasta la cima, de la mano de la organización, la conducción directriz visionaria y el talento de sus jugadores. Preparen la vitrina, que se viene la tercera. Se la merece. Nos regaló una película maravillosa. ¡Salud futuro campeón..!
Por: Raúl Cruz Molina