Jue. Nov 21st, 2024

En vez de tener una infancia feliz y despreocupada, dos niños rusos pasaron cinco años de su vida encerrados por su propia madre en un opresivo habitáculo en la ciudad meridional rusa de Rostov del Don.
Interrogada por los fiscales sobre el trato inhumano que les dispensó a sus hijos, la mujer se limitó a comentar que no quería que los menores, identificados como Diana y Pavel, la molestaran. Para que sus hijos no alteraran su vida personal, Irina, de 24 años, atrancó la puerta de la habitación  y tapó la ventana. La madre visitaba a sus hijos solo una vez a diario para darles algo de comer.