La Policía Antinarcóticos tuvo una ardua labor el último fin de semana, tras decomisar estupefacientes encontrados en un contenedor de bananos y desarticular a una banda de narcotraficantes, mediante un operativo en el que detuvieron a seis personas en plena faena.
DROGA EN BANANOS
El pasado viernes, los uniformados incautaron 80 kilos de cocaína, que estaban escondidos en contenedores de bananos, a punto para salir desde el puerto de Guayaquil. Los 10 contenedores que transportaban el banano habían llegado a la ciudad porteña para tramitar la documentación, luego de ser rechazados en Bélgica al no cumplir con los registros sanitarios.
De vuelta a Guayaquil, un control policial en el puerto encontró los 80 kilos de cocaína distribuídos en 77 paquetes, que iban camuflados en los ventiladores de 3 de los contenedores.
Marcelo Tobar, jefe de Antinarcóticos del Guayas, insinuó que la droga no habría sido fabricada en el país.
«Esa envoltura se hace en los sitios de producción, que por lo general, son otros países vecinos», justificó el oficial antidrogas.
Por el momento la unidad antinarcóticos no puede establecer si la empresa bananera o sus trabajadores tienen alguna vinculación con la droga encontrada.
LABORATORIO DESTRUÍDO
Por otro lado, los uniformados desmantelaron un laboratorio clandestino para procesar cocaína en una zona montañosa cercana a la capital. El laboratorio estaba oculto en una finca del sector de Guajalito, a 30 minutos del recinto Chiriboga, antigua vía que comunicaba a Quito con Santo Domingo. En el lugar, los uniformados incautaron 300 fundas de 25 kilos de calcium chloride, producto que era usado para el refinamiento de la base y su paso a clorhidrato de cocaína. Los agentes descubrieron en el lugar muchos equipos utilizados para procesar cocaína y se presume que las instalaciones podían albergar a unas 16 personas.
En el operativo detuvieron a seis personas. Tres sujetos fueron encontrados embarcando la droga en sacos de yute sobre un vehículo tipo camión. Los otros tres detenidos estaban en el laboratorio. Eran los encargados de trasladar, a lomo de dos mulas, los paquetes para el respectivo embarque.
Cada bloque de la droga contaba con un logotipo en alto relieve. Para que los paquetes del clorhidrato de cocaína puedan ser exportados de forma segura, no solo eran forrados con cobertores de látex y cinta de embalaje, sino que estaban revestidos con una lámina de plomo. De esta manera eran inmunes a los rayos X, láser y radar.