Sáb. Nov 23rd, 2024

Sin Enrique Vera por lesión  y con la duda de colocar en el once estelar a Norberto Araujo, el técnico de Liga Jorge Fossati busca ganarle el duelo a su compatriota Juan Ramón Carrasco del River Plate uruguayo, en el encuentro de hoy en el mítico ‘Centenario’, a disputarse a las 18h15 por la semifinal de ida de la Copa Sudamericana.
Días atrás, la prensa uruguaya, puntualizó que los técnicos de Liga y River jugarán un partido aparte esta noche en tierras ‘orientales’.  Y es que ambos estrategas han tenido roces durante sus carreras deportivas. Una de las más recordadas, es la que sucedió en el partido entre Danubio y Fénix, Fossati dirigía al primero y Carrasco al segundo. Al final de este encuentro se armó un ‘gran lío’ entre ambos.
Dos técnicos que han pasado por un proceso de selección y han hecho su camino futbolístico con dos escuelas diferentes se vuelven a ver las caras. Allegados a los entrenadores sostienen que hay cierta ‘pica’ entre ambos y que cada vez que se enfrentaron, hubo miradas de reojo y algunas sonrisas irónicas. Otros dicen que se distanciaron aún más después que Carrasco fue cesado en la selección uruguaya y su sustituto fue Fossati. Hoy será la primera pulseada. Ninguno regalará nada. El reto es a muerte y sin concesiones. A cara de perro.
¿Serán capaces de saludarse?
Fossati, que busca disputar otra final  y ganar su segundo título a nivel internacional  en el banquillo universitario, no contará con el ‘gladiador’ del medio campo por una grave lesión. Enrique Vera se perderá el cotejo ante los charrúas. Será baja por dos meses y además se le terminó el campeonato nacional. Ahora, su continuidad en los albos para la próxima temporada, es una incógnita.
 Mientras, que el zaguero argentino Norberto Araujo, que si viajó, presenta un esguince de tobillo. Es la principal duda para armar el once capitalino. De no estar completamente recuperado, Renán Calle sería su reemplazante.
El estratega de Liga, confía en sumar un resultado positivo de cara al partido de revancha a disputarse el 19 de noviembre  en ‘Casa Blanca’. Anotar en el ‘Centenario’ será clave para el equipo ecuatoriano.
Ambos técnicos esperan un arbitraje correcto de parte del brasileño, Carlos Simon.  No quieren sorpresas. ¿Habrá regalitos..?
Juan Ramón Carrasco siempre vivió en el reino del revés. Ha sido un eterno transgresor. Un imán incontrolable de polémica. Su carrera se ha desenvuelto desde siempre en el ojo del huracán. Desde sus tiempos de futbolista afamado y talentoso vestido con la blusa de Nacional de Montevideo. Su carácter y su clase le acercaron al River Plate argentino a finales del 79, con la firme esperanza de encontrar al eje talentoso, con alma de líder, que el equipo de la ‘Banda Roja’ requería en una época vacía de títulos.
Carrasco llegó agrandado, se instaló con toda su soberbia y pronto se llenó de resistencia y una lista de enemigos, cuyos nombres respondían a membretes famosos.
Estaban el ‘Mariscal’ Perfumo, Jota Jota López, ‘Mostaza’ Merlo, Leopoldo Jacinto Luque, Ubaldo Fillol, el ‘Conejo’ Tarantini y frente a la tropa ‘millonaria’, nada más ni nada menos, que Angel Amadeo Labruna. El ‘Feo’, el hombre más célebre y ganador en la historia de River. Fue el choque brutal de dos cascarrabias. De dos personalidades complicadas de carácter virulento. La pulseada ganó Labruna, que era el ‘dueño del circo’ y ‘El Pita’ Carrasco tuvo que tomar sus maletas y marcharse a Rácing con el rabo entre las piernas, iniciando un largo periplo que lo transportó a México, Brasil, España y Colombia.
En el año 2000 cambió los botines por el buzo de DT y arrancó una carrera repleta de amores y odios. De aliados y detractores. Hay muchos que rinden tributo al fútbol lírico, ofensivo y revolucionario de Carrasco, que se ufana de jamás cambiar el libreto y morir con las botas puestas. En la realidad, este líder subersivo, este ‘tupamaro’ del fútbol uruguayo, sólo ha cosechado pequeños triunfos y monumentales derrotas. Es más verso que realidad. No ha ganado nada importante. Esta clasificación con River a la semifinal de la Sudamericana es su mayor logro. Es poca cosa para autoproclamarse como genio. Hay que darle una dura lección.

Por ccarrera