30 jun (EFE).- Los mexicanos participan mañana en unas elecciones que pueden marcar el regreso al poder del Partido Revolucionario Institucional (PRI), tras doce años de ausencia, en medio de una de las peores olas de violencia que sufre el país en su historia más reciente.
En las elecciones se designará presidente, con un mandato de seis años, se renovará el Parlamento y se designarán autoridades estatales y municipales, hasta un total de 2.127 cargos públicos.
Por la coincidencia de estas votaciones simultáneas, los de mañana serán los comicios mayores en la historia del país y los que mayores retos han representado para el órgano rector, el Instituto Federal Electoral (IFE).
«Estamos listos para celebrar la jornada electoral más grande de nuestra historia», afirmó hoy el presidente del IFE, Leonardo Valdés, en un mensaje dado a conocer a pocas horas de que se abran las urnas.
En todo el país serán instaladas 141.153 mesas electorales para recoger los sufragios de un padrón de 79,5 millones de personas, el mayor en la historia de México, con una participación que se espera esté en torno al 60 por ciento, según encuestas de opinión.
Vigilarán el proceso cerca de un millón de personas formadas por el IFE para encargarse de las mesas de votación y dos millones de agentes de partidos, así como más de 30.000 observadores electorales mexicanos avalados por el IFE y 696 extranjeros.
«Viviremos la votación más vigilada de nuestra historia», recalcó hoy el presidente del IFE, quien recordó que habrá tres o más representantes de partidos políticos en el 99,9 por ciento de las mesas electorales.
Los sondeos previos dados a conocer hasta el pasado miércoles indican que el candidato presidencial del PRI, Enrique Peña Nieto, tiene una cómoda diferencia de más de diez puntos porcentuales sobre su inmediato seguidor, el izquierdista Andrés Manuel López Obrador.
Peña Nieto, de 45 años, exgobernador del estado central de México y que cuenta con un fuerte perfil mediático, ha sido la cara nueva que el casi centenario PRI ha utilizado para volver al poder, que acaparó entre 1929 y el año 2000.
López Obrador ya fue candidato presidencial en las elecciones del 2006, pero perdió por 0,56 puntos porcentuales frente a Felipe Calderón, aunque el líder izquierdista nunca reconoció el resultado y todavía hoy sigue diciendo que ganó en la votación.
El grupo político de Calderón, el Partido Acción Nacional (PAN), presenta como candidata presidencial a la exministra y exlegisladora Josefina Vázquez Mota, a quien las encuestas le dan un tercer lugar, a una corta distancia de López Obrador.
Vázquez Mota, que comenzó en el segundo lugar en los sondeos, ha acumulado varios errores durante su campaña y se ha visto tocada por el desgaste que arrastra el PAN tras casi doce años gobernando México, primero con Vicente Fox a la cabeza y después con Calderón.
Ese desgaste está ligado a la ola de violencia que sufre México por las acciones de los carteles de la droga y otros grupos del crimen organizado, que ha causado unos 50.000 muertos desde que Calderón llegó al poder.
Las últimas horas previas a la apertura de las urnas han estado marcadas por el cruce de acusaciones mutuas que ha dominado una campaña electoral en las que han salido a relucir trapos sucios y denuncias de irregularidades sobre financiación política.
El PRI convocó hoy una rueda de prensa para hacerse eco de una información de un diario local en la que se habla del supuesto aporte de un empresario para la campaña de López Obrador con unos montos que superan los márgenes fijados por el IFE.
El grupo político que busca retomar el poder acusó a López Obrador y su partido, el de la Revolución Democrática (PRD), de mantener una «contabilidad paralela».
El PRD rechazó la acusación y la atribuyó a la «guerra sucia» que han emprendido durante la campaña los partidos rivales.
Ha sido precisamente el PRI el que más acusaciones ha recibido durante la campaña por supuestas maniobras para exceder los límites legales de financiación y comprar el voto con favores, dinero y comida.
El PAN aprovechó la víspera electoral para lanzar sus dardos contra el PRI, al que a acusó de realizar «operativos» para clonar papeletas de sufragio y comprar votos.
«Todas estas son señales que nos preocupan y queremos advertir y alertar con oportunidad para que se puedan atender todas estas irregularidades para tener el día de mañana una jornada ejemplar», afirmó el presiente del PAN, Gustavo Madero.
Aunque los expertos creen que será casi imposible que haya un fraude masivo en los comicios de mañana, sí admiten que se presentarán irregularidades, especialmente por las mañas y costumbres que han ensombrecido la historia electoral de México. EFE