30 jun (EFE).- El presidente ecuatoriano, Rafael Correa, lamentó hoy la muerte del «Solitario Jorge», la última tortuga gigante de la subespecie «Chelonoidis Abingdoni», que falleció el pasado domingo en las islas Galápagos.
Correa, en su informe habitual de los sábados, también convocó a los ciudadanos a tomar conciencia ambiental y a reconocer los derechos que tiene la naturaleza.
«Cada especie que se extingue es una tragedia para la humanidad», señaló el mandatario ecuatoriano y dijo que con la muerte de «Jorge» el planeta «pierde, por lo pronto de forma irreversible, una especie más».
«Cada especie que se extingue es una especie de la cual no disfrutarán nuestros hijos ni los hijos de nuestros hijos», agregó, tras expresar su esperanza de que «ojalá algún día la ciencia y la tecnología pueda reproducirlo, clonarlo».
Los genes del quelonio -dijo Correa- están guardados en el Parque Nacional Galápagos (PNG), que «hizo lo posible para tratar de mantener la especie», pero que no logró la reproducción natural de «Jorge», la última tortuga gigante oriunda de la isla Pinta, la más septentrional del archipiélago.
Entre otras, la población de tortugas «Chelonoidis Abingdoni» fue depredada entre los siglos XVIII y XX, por piratas que se escondían en las Galápagos y cazaban tortugas para alimentarse y el comercio de sus caparazones, así como también por el ingreso de especies introducidas, como las cabras, que ocuparon su hábitat.
«Todos a concientizarnos sobre la urgencia de cuidar el único planeta que tenemos», instó Correa, tras insistir en que la historia del «Solitario Jorge» es un símbolo de la conservación ambiental.
Las islas Galápagos están situadas a unos mil kilómetros al oeste de las costas continentales de Ecuador, cuyo nombre se debe a las tortugas gigantes que la habitan.
La alta concentración de biodiversidad marina y terrestre que posee el archipiélago fue la que alentó al científico inglés Charles Darwin a formular su teoría sobre la selección y evolución natural de las especies.
Estas islas fueron declaradas en 1978 como Patrimonio Natural de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco). EFE