Ayer, Roméo Langlois fue liberado de las FARC, 31 días después de aclarar que se trataba de un corresponsal y no militar.
A primera hora de la mañana de ayer llegó al punto de encuentro, fijado en el Caquetá, la caravana del CICR (Comité Internacional de la Cruz Roja) que recibió al periodista francés Roméo Langlois que fue secuestrado el pasado 28 de abril por las FARC.
Se trata de la misma zona de donde se lo llevaron cuando el periodista de France 24 y el comando del Ejército y la Policía antinarcóticos al que acompañaba para grabar un documental, se vieron sorprendidos por un ataque de las FARC. Los terroristas protegían uno de los laboratorios que los soldados y agentes pretendían destruir.
A Langlois le hirieron en un brazo y al sentir que podía morir, se quitó el casco y el chaleco antibalas que le habían proporcionado los militares, y corrió hacia las toldas guerrilleras para salvarse. Pero las FARC, en lugar de dejarlo ir más tarde, le consideraron “prisionero de guerra”. A bordo de los tres vehículos de la CICR viajaron médicos, además de la ex senadora Piedad Córdoba, el enlace de la guerrilla para estas misiones, así como Jean-Baptiste Chauvin, delegado del gobierno francés en Colombia para esta ocasión.
Fue prisionero de guerra
Días antes del secuestro, las FARC prometió que abandonaba el secuestro. Sin embargo, los comunicados emitidos han pretendido diferenciar a Langlois de un secuestrado. Según dijeron, al llevar implementos militares, el periodista pasaba a ser considerado un “prisionero de guerrea” al que liberarían una vez aclarada su situación.