Según el último estudio del observatorio de los derechos de la niñez y la adolescencia, la violencia familiar y de menores ha aumentado en las últimas décadas. Pero quizá el fenómeno sea el contrario, es decir ahora se registran más casos debido a que precisamente hoy se denuncian los maltratos. En décadas anteriores, hasta no hace mucho tiempo la violencia era vista como normal, así como el machismo en máxima expresión. Quizá el camino no sea satanizar el maltrato, sino la concienciación de que las personas merecen un trato justo y amable. Los paradigmas son muy difíciles de derrocar, por ello quizá no debamos enfocarnos solo en los adultos, sino en las generaciones jóvenes, que deberán crecer con la idea de una sociedad más equitativa. El trabajo empieza desde la propia actitud.