Dom. Nov 10th, 2024

Después del rudo golpe recibido en las eliminatorias, la FEF entra en una audaz etapa de distracción, tratando que la afición olvide el ruidoso fracaso y se acallen las voces críticas, que apuntan desde diferentes ángulos, enfáticamente a Luis Chiriboga, mentor y ejecutor de todas las políticas del organismo rector del balompié, que ha asumido una posición grotesca, creyéndose y haciendo creer a ‘sus alfombras’, que está bañado por un destino mesiánico y que su tarea en la Federación, está más allá del bien y del mal.
Chiriboga ha salido al encuentro de la prensa consciente del país, que ha reflejado sus múltiples desaciertos, tildando a ese valiente sector de la opinión, como un ‘lote de malagradecidos’, que responden a intereses de ex presidentes de la FEF. Que yo sepa, nadie de los potenciales sospechosos, que viven en la mente de Chiriboga -léase Carlos Coello y Galo Roggiero- han incidido para reflejar un hecho claro de ineficacia directriz, que nos dejó fuera del Mundial de Sudáfrica 2010.
‘Luchito’ está escandalizado, porque ese mismo “núcleo de infames periodistas” en el que me alineo con absoluta firmeza y convicción, sugiere un cambio de timón en la Federación, haciendo clara referencia a que su tarea, eficaz en una parte de estos 12 largos años, pero también salpicada de lunares de vergüenza, como el bullado caso de las visas y el coyoterismo, tocó fondo.
Jamás será positivo para ningún organismo que comande los destinos del fútbol, el tratar de perpetuarse en la función, por más, que como dice Chiriboga, su tarea no tenga otro espíritu, que el de aportar desinteresadamente en bien del fútbol. “No persigo nada personal. No tengo ningún interés de beneficiarme con mi cargo. Lo mío es puro amor al fútbol. He manejado una tarea honesta y sacrificada”, disparó en los micrófonos de Radio La Red, que generosamente le regaló dos horas de audición, el martes en horas de la mañana, para que cure sus venganzas y nos demuestre a todos, que el fútbol ecuatoriano se irá a pique, si no está bajo sus manos de salvador.
Hizo memoria de los tres mundiales a los que nos clasificó. ¿Cuántos goles marcó?… Recordó que la Federeación tiene una sede en Guayaquil, que es un  lujo y que la nueva casa de la selección, que están construyendo en Quito, es un  proyecto al que está entregado con los hombres incondicionales de su riñón, en un manejo pulcro, en el cual no se sacrifica ni se malgasta ni un solo centavo. ¡Dios le cuide y le escuche..!
Defendió a capa y espada a sus pares dirigentes y justificó como un premio merecido, las continuas invitaciones a los viajes de la selección, matizados de aviones repletos y hoteles a reventar. ¿Quién cubre los gastos?. Esa es la pregunta del millón.
Se autoalabó del manejo financiero, que recibe sonoros aplausos anualmente y anunció con profundo orgullo, que sus conocidos acólitos en la esfera directriz, le han extendido su respaldo irrestricto, virtualmente garantizándole su reelección para un nuevo período. “No hay peor ciego, que el no quiere ver la realidad”, sostengo desde esta modesta tribuna. Su tiempo ya fue. Hay que dar paso a otra postura y a otras ideas de conducción. Eso es lo saludable. Sino miremos hacia Argentina, donde Julio Grondona, en 30 años de abusivo dominio, ha destrozado al balompié rioplatense, obligando al gobierno a ir en procura de su rescate. Y eso, que bajo el mandato del ‘Ferretero de Sarandí’, Argentina ganó la Copa Mundial del 86, fue subcampeón en Italia 90 y ´se anotó varias coronas juveniles.
Chiriboga se olvida de reseñar, que la organización de las divisiones inferiores, que es competencia directa de la FEF, es un auténtico desastre. Es un ataque de amnesia, seguramente. Y en estas horas, en las que hace lobby y está listo para todas las cámaras, flashes y micrófonos, mueve las frutas lanzando por debajo de la mesa los nombres de los candidatos a nuevo seleccionador. Se habla del ‘Patón’ Bauza, que ya tiene firmado un pacto de honor con ‘Luchito’. Se suma Fossati, que engrosa la lista para darle emoción. Y juegan con el nombre famoso de Carlos Bianchi para ponerle picante, sabiendo que traer al Virrey es un sueño loco y guajiro. Todo para despistar.  Por: Raúl Cruz Molina

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