Vie. Nov 22nd, 2024

16 may (EFE).- Los goles de Mario Gómez en esta temporada de la Liga de Campeones, doce en total, han sido claves en el camino que ha llevado al Bayern a la final, que disputará en su propio estadio el sábado contra el Chelsea.

Sin duda, Gómez, de 26 años, no es el jugador del Bayern que tenga un juego más vistoso para los aficionados. Las obras de arte son cosas de otros y todos saben que para eso están en el centro del campo estrellas como el francés Franck Ribery o el holandés Arjen Robben.

Gómez, de abuelos paternos españoles, es un clásico número nueve, un delantero de área que vive de su olfato goleador y de su visión para estar en donde tiene que estar para empujar el balón al fondo de la red.

Su gol en el minuto 90 contra el Real Madrid, en la ida de la semifinal de esta temporada (2-1), es bastante característico del tipo de jugador que es Gómez.

La pelota llegó desde la derecha tras un centro de Philipp Lahm desde la raya de fondo. Gómez, según su propio testimonio, no la vio venir -tenía cubierta la visibilidad por la posición de otros jugadores- pero sintió que tenía que adelantar su cuerpo y así lo hizo. El balón le pegó en la rodilla y se fue al fondo de la red.

Gerhard Müller, el legendario goleador del Bayern y de la selección alemana en los años setenta, suele decir todavía que los goles bonitos no le interesan demasiado porque valen exactamente lo mismo que los otros. Gómez, normalmente más discreto en sus declaraciones que Müller, seguramente nunca diría algo así pero no es improbable que lo piense.

Sus goles no suelen ser obras de arte o, a lo sumo, son la culminación de las que inician otros. Él lo sabe como lo mostró al celebrar uno de los cuatro goles que le hizo al Basilea en los cuartos de final cuando, mientras los seguidores del Bayern coreaban su nombre, empezó a señalar con el dedo en dirección a Franck Ribery que le había puesto en la cabeza un balón a la medida.

Gómez llegó al Bayern en 2009, tras una operación que le costó a los bávaros más de 30 millones de euros (38,1 millones de dólares) lo que constituye el fichaje más caro en la historia del club.

Su primer entrenador en el Bayern, Louis van Gaal, lo recibió con escepticismo y solía decir que a Gómez él no lo podía usar fuera del área y que dentro no lo necesitaba. Más de una vez declaro abiertamente que no había sido su fichaje y fue mucho lo que hizo para deshacerse de él.

Gómez se quedó y fue Van Gaal el que terminó marchándose para dejar el equipo en manos de Jupp Heynckes que le dado un uso bastante adecuado a Gómez. Las cifras lo muestran. A los 12 goles marcados en la Liga de Campeones en esta temporada, se agregan 26 anotados en la Bundesliga.EFE

Por sfeijoo