Empezar una nueva vida en un país lejano, no es algo fácil. Surgen muchos temores en los corazones de los viajeros. Este es el caso de Mónica Quinga, una compatriota que se dirigirá por primera vez a España.
«Mi esposo viajó a España hace 5 años. Las cosas en el país, estaban muy graves, no había trabajo y pasábamos demasiadas necesidades. Por eso se fue en busca de nuevas oportunidades.
Mis hijos y yo. pasamos muy mal, lejos de él. Es demasiado duro ver a los vástagos llorar por que tienen a su padre lejos.
La situación ecomómica, mejoró un poco, pero el dinero no suple la presencia de un ser amado.
Él también nos extrañaba mucho, como todo buen padre sufría por sus hijos. Hizo todo lo posible para llevarnos, hasta que consiguió realizar el trámite de «Reagrupación Familiar». Esto es una ayuda que da el gobierno español a los migrantes.
En pocos minutos, mis hijos y yo, subiremos al avión que nos llevará a España. Debo confesar que tiemblo de miedo, a pesar de que mi marido preparó el terreno para recibirnos. Nadie sabe lo que va a pasar en el futuro, peor estando en un lugar extraño.
Se escucha que los españoles son racistas y no me gustaría que nos traten mal. Allá los jóvenes viven muy rápido y no quisiera que mis hijos adquieran esas costumbres.
Mi esposo y yo, hemos estado separados por mucho tiempo y tal vez, las cosas no sean como antes. Eso me preocupa mucho.
También temo por mi familia que se queda en Ecuador, quien sabe cuando vuelva a verlos. No tenemos comprada la vida y no me gustaría que uno de ellos se vaya al cielo sin que yo esté presente.
Pongo mi vida en manos de Dios. Le pido que me guíe y que no me permita equivocarme. Además le pido que cuide a todos los miembros de mi familia».