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28 mar (EFE).- Los principales sindicatos italianos han decidido convocar para el próximo 13 de abril en Roma una gran manifestación unitaria en contra de la reforma del sistema de pensiones incluida en el plan de ajuste del Gobierno de Mario Monti aprobado por el Parlamento antes de Navidad.

Esta iniciativa, que anunció hoy la secretaria general del principal sindicato italiano, el CGIL, Susanna Camusso, se enmarca dentro del creciente desacuerdo entre los representantes de los trabajadores y el Ejecutivo tecnócrata italiano, tras la cordialidad manifiesta tras la llegada al poder de Monti en noviembre.

De hecho, esta protesta precederá a la huelga general que el CGIL anunció que convocará, de momento sin dar una fecha concreta, contra la reforma laboral aprobada la semana pasada por el Gobierno de Monti, que modifica, entre otras cosas, la normativa sobre los despidos improcedentes.

«Hemos decidido (junto a los sindicatos CISL y UIL) anticipar al 13 de abril la manifestación de todos los trabajadores» pensada en un principio para el día 17, indicó Camusso a la salida de la sede de la Asociación de la Prensa Extranjera en Roma.

La protesta, explicó la líder del CGIL, ha sido convocada, en términos generales, contra todas aquellas medidas que afectan a los «sujetos que pagan un precio altísimo por una reforma que se ha hecho sin considerar la realidad».

Más allá de la reforma de las pensiones contenida en el único plan de ajuste aprobado por Monti hasta ahora, que retrasa la edad de jubilación a 62 y 66 años ya en 2012 para mujeres y hombres y congela las pensiones a partir de 1.400 euros mensuales, Camusso volvió a arremeter contra los cambios en el mercado de trabajo del Ejecutivo tecnócrata.

«Las tensiones sociales son ya evidentes. El país está plagado de huelgas y movilizaciones que demuestran que no está dispuesto a tener una reforma que permita despidos fáciles, discriminatorios, de las personas más débiles», aseveró la líder del CGIL.

Añadió que «estará bien tener en cuenta que esta es la opinión extendida entre los trabajadores, que están justamente preocupados por el hecho de que en una época tan difícil, en vez de preocuparse por el fisco, por el crecimiento económico y por la creación de trabajo, se intente despedir más fácilmente».

El pasado viernes, el Ejecutivo de Monti aprobó un proyecto de ley de reforma laboral que tiene como objetivo «dinamizar y flexibilizar» el mercado italiano del trabajo con una fórmula que otorga carácter provisional al texto, a la espera de que los políticos introduzcan modificaciones en el Parlamento.

La reforma, que como salió del Consejo de Ministros cuenta con la oposición de la principal formación de centroizquierda, el Partido Demócrata (PD), tiene como punto más controvertido el hecho de que se haya eliminado la reintegración del trabajador en la empresa cuando haya sido despedido de forma improcedente por motivos económicos.

En este sentido, Monti señaló hoy desde Tokio que confía en que su reforma laboral será aprobada por el Parlamento, unas palabras a las que respondió Camusso desde Roma deseando que los grupos parlamentarios introduzcan cambios sustanciales en el texto.

«Nunca se ha cuestionado que el Parlamento apruebe la reforma: el tema es cómo la cambia, no si la aprueba o no. Nadie puede impedir al Parlamento que decida legítimamente cuál es el texto final que votará respecto a un texto aún desconocido» en sus detalles, dijo la líder del CGIL. EFE