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22 feb (EFE).- El presidente francés, Nicolas Sarkozy, propuso hoy ventajas fiscales para los salarios más modestos y prohibir las indemnizaciones fijadas en contratos blindados para ciertos empresarios.

En una entrevista en televisión, el candidato conservador a la reelección en los comicios de abril y mayo próximos propuso a los franceses medidas relacionadas con la fiscalidad salarial y el cobro del subsidio del desempleo.

«El trabajo es la respuesta a la crisis», insistió Sarkozy entrevistado en el canal «France 2» en la primera ocasión en la que se somete a las preguntas de la prensa desde que anunció hace unos días su candidatura a los comicios presidenciales.

El presidente francés anunció recortes de impuestos sobre las rentas de los franceses que ganen entre 1.200 y 1.400 euros mensuales lo que, según dijo, beneficiará a unos siete millones de ciudadanos.

Con esa propuesta, aseguró que esos franceses con rentas salariales más modestas podrán contar «con mil euros netos más al año».

«Se suprimen las cargas sobre sus salarios para aumentar estos», aseguró Sarkozy, quien acompañó esta propuesta de sus ideas para suprimir los llamados «paracaídas dorados», las indemnizaciones o complementos especiales de jubilación destinados a compensar a ciertos dirigentes empresariales.

Además, avanzó su propuesta de que los salarios de los presidentes de las empresas sean votados en las asambleas generales de accionistas y no por los consejos de administración de las compañías.

El presidente francés defendió además su propuesta de someter a referéndum ciertas materias, como la eventual retirada del subsidio de desempleo para aquellos parados que no acepten someterse a programas de formación laboral.

«¿A quién si no se va a consultar?» se defendió Sarkozy al ser preguntado sobre si ha cambiado de opinión respecto a la idoneidad de acudir a los referendos como instrumento político, cuando al principio de su mandato había rechazado expresamente el recurso a esa posibilidad de consulta al pueblo.

El presidente saliente reconoció sobre el tono de la campaña electoral -después de que hubiera acusado de «mentir» al candidato socialista a la presidencia, François Hollande- que «hay que aceptar las críticas con sangre fría».

«Hace falta una confrontación de las ideas», estimó el presidente conservador, quien dijo «haber soportado muchas críticas» pero también reconoció haberse «excedido» en alguna ocasión, y enmarcó las críticas propias de la campaña electoral en lo que calificó de «tradición francesa»: «hay que tomárselo con calma», agregó.

El presidente admitió que en el pasado pudo cometer errores en su gestión como jefe del Estado, que «no» haría todo de igual manera y que ha «aprendido» durante su mandato: «Tuve una reacción propia de un ministro al principio y ya era presidente», recordó sobre su manera de actuar nada más llegar al cargo.

Mencionó «la distancia» y la «sangre fría» como características propias de la labor de un jefe de Estado y confesó que esas no son las mismas cualidades que aquellas que se esperan de un ministro, como era él antes de llegar al cargo presidencial.

Entre los errores que admitió, el presidente citó en concreto el haber acudido, para celebrar su victoria en 2007, a un lujoso restaurante de la Avenida de los Campos Elíseos de la capital francesa, lo que le valió numerosas críticas en aquel momento, cuando se le tildó de «presidente de los ricos». EFE

Por ccarrera