La polémica se ha destado nuevamente ante esta nueva medida laboral.
Quizá, porque se ha presentado sin una socialización anterior y sobre todo sin mayor información hacia los servidores públicos.
Si bien es cierto, la fuerza laboral de las instituciones públicas se ve ya desgastada y con un estigma de inoperancia, también lo es el que miles de personas no tendrán ya un empleo, aunque sean liquidados de manera justa.
El incentivo debió haber sido integral. Es decir, una convocatoria a proyectos de pequeña y mediana industria.
El dinero en las manos puede desvanecerse sin producir.
Necesitamos nuevas manos dentro de las instituciones, pero tampoco podemos despreciar la experiencia forjada a través de los años. Ojalá no se avecine una nueva crisis.