Vie. Sep 20th, 2024

El Día de los Difuntos es una tradición muy arraigada en el imaginario de los ecuatorianos.
Los cementerios se llenan de personas, que año a año se dan cita para visitar a sus muertos y recordarlos con diversos homenajes.
La gente se agolpa a estos olvidados lugares de reposo, para retomar los lazos que a lo largo del tiempo se van desvaneciendo con sus seres queridos.
En el norte del país, especialmente en las provincia de Imbabura, familias indígenas completas vestidas con sus mejores vestimentas visitan los cementerios llevando flores, coronas de papel, cruces, velas y comida, llamada ricurishca: ollas de alimentos, huevos cocidos, frutas y demás.
Estos símbolos expresan el sincretismo de elementos religiosos católicos y de sus propias tradiciones ancestrales y que el pueblo mestizo ha heredado del pueblo indígena, muchas veces sin saberlo.

COSMOVISIÓN INDÍGENA
Para las naciones indígenas sus muertos no mueren, sino que pasan a otra vida, donde el diálogo es posible.
En el período prehispánico, los difuntos ocupaban un lugar importante. Las investigaciones arqueológicas han demostrado que los antepasados creían en el más allá y que establecieron una posible relación entre las personas y los seres del otro mundo.
La Iglesia Católica en su afán de guiar hacia la salvación a los fieles, introdujo en el calendario litúrgico un día específico para dedicarlo a rezar por las almas del purgatorio. Escogieron al 2 de noviembre.
La obligación de los católicos se combina con creencias prehispánicas por las que el difunto cobra renovada importancia.
Esto se manifiesta en el cuidado y adorno de las sepulturas, así como en la preparación de la tradicional colada morada y las guaguas de pan.

COLADA MORADA Y
GUAGUAS DE PAN
La preparación del champús, el alimento ritual funerario de los pueblos del norte, requiere harina de maíz, panela y hojas verdes de limón.
Esta preparación es consumida exclusivamente en noviembre o en los funerales de adultos y es considerada como la colada predilecta de los muertos. La tradicional colada morada que se consume en estas fechas tiene su origen en esta receta.
Además, la bebida está ligada a un producto andino que es el maíz negro, originario de Perú, aunque existe una variedad de este en Ecuador.
Actualmente, en la preparación no puede faltar el babaco, las pasas y el mortiño. En Pujilí y Quito, los indígenas aún mantienen la costumbre de colocar suculentos bocados en las tumbas de sus difuntos para que el muerto se sirva, según sus creencias.
Allí todos comparten no solo la comida, sino también las novedades e inquietudes de la familia. es Le ponen al difunto al día sobre los acontecimientos ocurridos desde su partida o desde la última vez que lo visitaron.
El 2 de noviembre sigue siendo para muchos un verdadero reencuentro con los antepasados y su recuerdo.

Por adm