Cerca de Sangolquí, el monumento de El Colibrí anuncia la entrada a un paraíso verde en el que las vías empedradas y estrechas, junto a los árboles de eucalipto forman el camino para que el turista se interne en los olores y colores del valle.
Por los senderos de tierra y rocas resbalosas, encontrará eucaliptos, achupallas y pinos; bromelias, orquídeas y morales.
Una hora y media de caminata autoguiada que empieza en el refugio y termina en la cascada, por tres kilómetros de circuito, es suficiente para sentirse en otro mundo.Después de admirar el entorno que rodea el lugar, un baño en la cascada es lo ideal.
Si prefiere, puede ir hacia el Mirador de los Volcanes, lo cual implica 20 minutos más de caminata. De seguro será una experiencia inolvidable.