Lun. Sep 16th, 2024

Una noche de pasión y lujuria, convirtió al Teatro Bolívar de Quito, en el cabaret más lujoso de la capital. Ardientes bailarinas.

Brisas heladas recorrían la ciudad, mientras una larga fila de personas, con emoción y un toque de imaginación, adquirían las entradas para el espectáculo, que se había anunciado como un compendio de arte, belleza y sensualidad.
Al ingresar, la majestuosidad del Teatro Bolívar, era el telón para lo que se convertiría en una noche de exclusiva distracción, una mezcla de lujuria y excitación.
Las bancas de a poco se iban llenando. Parejas, madres e hijos, abarrotaron en pocos minutos la s instalaciones A lo lejos se escuchó la voz del presentador, que haciendo el último llamado de atención, dio el ‘puntapié inicial’ al majestuoso show.
Las primeras filas se llenaron de curiosos, que maravillados con la belleza de las musas del cabaret, se sonrojaban al notar que las ‘enloquecidas meretrices’, con inusual coqueteo, se posaban sobre sus piernas, para entre risas, acariciar con pasión su sensualidad.
El espectáculo inició, las luces se encendieron y los aplausos hacían vibrar los corazones de las decenas de asistentes.
Veintiún actos repletos de música, se llevaron el corazón de los presentes. Voces que podían enloquecer de pasión, se fusionaban con la riqueza de los movimientos de las bellas bailarinas.
Pamela Cortés, dando vida a Sally Bowles, se convertía en una diva, acompañada por el preciso compás, que su esposo, David Harutyunyan lograba, acompañado de un grupo de músicos.
La obra que duró cerca de tres horas, logró convertirse en uno de los musicales más bellos presentados en el país.
Aplausos y felicitaciones fueron el tinte final de una noche de ensueño, teñida de creatividad.

Por kochoa