La piel seca se caracteriza por estar carente de lípidos (grasas) y de agua. Tras los cambios ambientales, la mala alimentación, el paso del tiempo y la diversidad de enfermedades se produce la falta de retención de su humedad. Aunque este mal funcionamiento está algunas veces relacionado con una deficiencia de vitaminas.
Según Arsenia de Ollague, especialista dermatóloga, existe una diferencia entre humectación e hidratación. El primero es el proceso de absorción externa de líquido y la segunda es la renovación del agua interna de la piel.
Estos dos procesos son importantes para mantener una apariencia fresca y sobre todo libre de arrugas prematutas. Por eso, aconseja no esperar a que la piel ya presente daños severos por la resequedad. Sino tener una rutina de humectación, en la cual se usen cremas hipoalergénicas y de preferencia sin aroma.
Nuestro cuerpo necesita humectarse dos veces al día, sobre todo en la noche que inicia el proceso de renovación celular. Es importante tomar atención en el tipo de jabón, los neutros, son los más recomendables.
